“Fue algo muy grave; me siento hasta mal por lo de la muchacha porque como dice mi mamá ‘todo tiene solución en esta vida’. Hay que buscar ayuda profesional”; así reaccionó el doctor Hans Peter Lemus Orellana sobre la muerte por suicidio de una joven estudiante de Medicina, de la Universidad de El Salvador.
El galeno habla con propiedad porque vivió en carne propia el acoso y burla al interior de la casa de estudios universitarios debido a que tiene un diagnóstico, desde que tenía 17 años, de esquizofrenia paranoides.
Dificultades en procesos administrativos y discriminación en su contra generaron que hasta el 17 de noviembre de 2021 obtuviera su título de doctor, después de dos décadas de haber iniciado sus estudios superiores.
“En la carrera de Medicina existe siempre una cuestión como por estratos, niveles, como un régimen militar; en donde se te va viendo hacia abajo conforme ganas años de carrera o estatus (como) externo, interno, residente, staff.
Entonces te van diciendo que la vida humana o la salud de las personas no se trata de una materia prima donde te puedes equivocar; amparándose en eso, te tratan muy mal, tal es el caso que yo experimenté mucho acoso, mucho bulling. A mí el día de mi cumpleaños una ultrajada bien grande me dieron, me decían que me retirara, que era agresivo solo porque hablaba fuerte. Me hicieron largos los procesos a sabiendas que yo a pesar de ser una persona grande, era frágil, herían mis sentimientos. Yo les decía ‘ustedes me ven que soy grande; pero soy igual que los demás, que tengo mis sentimientos y me dañan”, contó vía telefónica.
Estudiantes de medicina de la UES se manifestaron en la plaza Salvador Allende para defender sus derechos ante prácticas históricas de humillación dentro de la carrera, tanto en el ámbito académico como en sus años de prácticas médicas. Video EDH / Graciela Barrera
Ese tipo de experiencias generaron, incluso, que algunos de sus compañeros se retiraran de los estudios.
El profesional de la salud relató que en muchas ocasiones no sólo era discriminado por su condición de salud; sino que sobre todo por su peso y su altura ya que mide 1.88 metros, siendo una persona de tamaño más alto que la media en el país.
Agregó que las redes sociales “no son un lugar” para buscar ayuda o expresar tendencias depresivas, en referencia que una de las redes sociales de la joven era ocupada para publicar mensajes que ya evidenciaban su estado de salud mental.
“Es mejor buscar ayuda profesional; siempre que me siento mal busco ayuda profesional, confío mucho en mis dos psiquiatras, uno que es amigo de confianza y el otro que veo porque la (Universidad) Nacional me lo pide. Pasé momentos bien difíciles, hubo momentos donde me daban tratamientos antidepresivos, más mi tratamiento de base. Pasé momentos de ansiedad y depresión donde tuvieron que darme ansiolíticos, por ejemplo, y era todo eso que vivía en mi formación, donde me decían que adrede hacía las cosas; frases como ‘haber Hans, tú que todo lo sabes y lo que no sabes te lo inventas’, cosas que me dolían porque yo daba todo, leía demás, la salida era a las 3:30 y yo salía a las 7:00 en ocasiones porque disfrutaba lo que hacía”, contó.
A Hans, originario de Chalchuapa, Santa Ana, le diagnosticaron la enfermedad cuando tenía 17 años; pero lo mantenía oculto por “el estigma social”, relató días después de haber obtenido su título de doctor.
Solo familiares y amigos cercanos conocían sobre su situación porque en sí, solo la palabra esquizofrenia es considerada “altisonante”, contrario a otras enfermedades, como la depresión, manías o alcoholismo, expresó.
En el 2001 inició sus estudios en el área de medicina general en la Facultad Multidisciplinaria de Occidente (FMOcc) de la Universidad de El Salvador.
Los primeros dos años transcurrieron con normalidad; pero en el 2003, “brotó” la enfermedad debido a un proceso de estrés.
A partir de entonces contó que iniciaron los obstáculos para continuar sus estudios universitarios ya que por su enfermedad base “no me querían en el área clínica”.
Cuando cursaba quinto año sufrió un ataque de pánico y no se podía mover, por lo que tuvo que ser hospitalizado.
Pedir el alta exigida fue tomado como argumento para que en la universidad únicamente le permitiera inscribir materias básicas.
En el 2009 y 2021 tuvo que intervenir la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), resolviendo a su favor para que continuara sus estudios y lograra graduarse.
“Me gradué después de veinte años, veinte largos años cuando yo era de los mejores”, dijo a finales del año pasado.
Este miércoles indicó que durante todo este proceso “pasé momentos, etapas de intento suicida, tuve pensamientos suicidas. Llegué a un intento también … pero escuché una voz que me dijo ‘hijo me avergüenzas’. Como he sido un hombre de fe, no sé si fue mi Señor el que me dijo eso, ya no lo realicé”, relató.
Dicho intento de interrumpir su vida ocurrió cuando estudiaba sexto año de la carrera; pero después de dichos pensamientos buscó ayuda profesional.
El galeno pidió a las autoridades universitarias que realicen un abordaje integral sobre el tema, que reúnan a los alumnos y les hagan un peritaje psicológico y psiquiátrico por lo menos una vez al mes.
Pero también pidió que si un alumno observa a algún compañero con depresión o que publica en sus redes sociales algún mensaje donde se evidencien problemas, lo comunique con las autoridades o trate de ayudarle.
Con “cada publicación (de la estudiante) yo veo gritos de alguien pidiendo auxilio, que se está ahogando en un mar llamado depresión”, expresó.
Se prepara para abrir su clínica
“Ya tengo todo en regla (para ejercer); pero no hay oportunidades en el Ministerio de Salud y no cuento con recursos para poner mi clínica. Tengo (un) lugar que me darán gratis cuatro meses, escritorio, sillas, tensiómetro, estetoscopio, hemoglucotest, báscula, y quién donará papelería y propaganda gratis dos meses. Me falta canapé, archivero, oxímetro de pulso e iniciaría una nueva etapa”, agregó.