El cantón El Pilón, de Conchagua, es una de las comunidades afectadas por los incendios durante la época del verano. En ese lugar hay varias lagunas que sufren las consecuencias de las quemas de terrenos; los lugareños explican que de tanto que se incendian las pequeñas vegetaciones de los alrededores, el nivel del agua va disminuyendo.
Para Ezequiel Castillo, líder de la comunidad de El Pilón, siempre es de preocupación el tema de los incendios en la zona; el cantón cuentan con una vegetación de árboles de teca en la colonia El Once y lamentablemente cada año hay personas que le ponen fuego, pese a que es el pequeño pulmón de la zona, expone.
“Se percibe bastante las fuertes temperaturas por eso mismo de las quemas. Ese tema siempre lo hemos tratado de llevar al ámbito municipal, este año la alcaldía hizo algunos anuncios para prevenir los incendios, deberían de apostarle a una campaña fuerte que vaya acompañada de la reforestación en la comunidad”, agregó Castillo.
Alonso Hernández estudió ingeniería agronómica y tiene varios años de trabajar en proyectos ambientales con la Fundación Salvadoreña para la Promoción Social y el Desarrollo Económico (FUNSALPRODESE). Para él, uno de los problemas que hay que parar es el de los incendios, porque el fuego lo que hace es quemar toda la capa porosa de la hojarasca, cuya función en el medio ambiente es que el agua vaya bajando lentamente a lo más profundo de la tierra.
El ambientalista explicó que en un incendio lo primero que se destruye es la microflora y fauna es decir, esos animalitos pequeños que se tiene a nivel de hongos, bacterias, insectos que están en el suelo como tal y son los encargados de degradar toda la materia orgánica, que luego se convierte en el abono orgánico, que directamente es incorporado por esa microfauna del suelo y que es para las plantas su fuente de nutrientes.
“El, proceso anterior es el que transforma el suelo, lo hace que se vuelve más suave y que permite que haya más filtración del agua lluvia y eso alimenta durante la época lluviosa a todo el manto subterráneo “, añadió.
Hernández advirtió que “cuando ha pasado el incendio deja al descubierto la tierra y en el momento de las primeras tormentas en vez de filtrarse el agua, comienza a generar las escorrentías; es decir el proceso de erosión que poco a poco ocasionan las cárcavas, deslaves y los cambios de las texturas de las lomas, colinas o cerros, porque la tierra ha sido violentada por un incendio”, advirtió Hernández.