Escobar figura entre los principales artesanos del municipio de Lolotiquillo en el departamento de Morazán. Su día inicia a las 5:00 de la mañana, cuando prepara todas sus herramientas y el metal que cede ante el calor de las incandescentes brazas para forjar las tradicionales cumas y machetes, instrumentos de gran utilidad en el trabajo del campo.
“Trabajo hasta las 9:00 de la mañana, se sacan hasta 12 cumas, pero como todo es caro siempre el pobre va revolcado. Pero con esto yo crecí a toda mi familia, eran 8 hijos. De este trabajo han aprendido mis hijos, yernos, todos”, comenta José Argueta.
El trabajo de José Argueta es reconocido gracias a los 69 años de experiencia que lo respaldan, al punto que en las afueras de la alcaldía municipal de Lolotiquillo se puede apreciar un mural en el que sobresale el rostro de don José y el de otros artesanos de la zona.
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José Argueta es un hombre que aparenta fortaleza a pesar de los años, de agradable sonrisa y un sentido del humor picaresco. Sus ojos brillan, similares a los de un niño después de una travesura, al contar que fue él quien nombró el lugar donde viven como la “colonia más arrecha”, como una broma a una agente policial cuando le vio rodeado de nietos. Si en un momento busca a José, su dirección es caserío Valle Nuevo, cantón Gualindo Arriba, colonia la más arrecha.
Argueta es agricultor y herrero, trabajos que ha desempeñado desde su adolescencia, instruido por su padre Santos Argueta. “Esto quiere un temple porque cada varilla de hierro se debe de probar, que es calentarla y quebrarla, y si no ¿para que engaño a la gente? Yo eso he tenido, por eso aquí me buscan y me ayudan a comerciar aquí nomás”, dice José. Y es que a pesar del mal estado de las calles, los comerciantes llegan hasta su casa para comprar las cumas que luego son llevadas al mercado de San Rosa de Lima en La Unión.
El trabajo de José Argueta es reconocido. Sus cumas están marcadas con una doble “AA”, como su marca personal y la marca que utilizan sus hijos y yernos.
Rosa Lilian Argueta es hija de José. Su esposo también elabora cumas. Cuenta que su padre solo le enseñó el oficio a los hijos varones debido a que este era “muy pesado”. Recuerda que hace unos años atrás eran tres personas las que se requerían, pero con la llegada de la tecnología dos herreros son suficientes.
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“Ya días la fragua (horno en el que se calientan los metales) que tenían era que alguien soplaba y hoy es de corriente, por eso antes eran tres en ese trabajo y hoy solo dos”, agrega Rosa Lilian, que admira la entereza de su padre, pues, a pesar de su edad “hace milpa y trabaja su rato en la fragua. Lo admiramos porque la mayoría a su edad no trabaja”.
En 2020, las labores disminuyeron, debido a la pandemia por covid -19. Poco a poco se fue recuperando y con ello el aumento de los precios en la materia prima, pero esto es algo que no preocupa a José Argueta, porque ahora considera que cobra un mejor precio por su trabajo.
“Esto era malo, este trabajo nadie lo levantaba, si no hubiera sido la epidemia, no levanta, se encareció todo. El saquito de carbón lo comprábamos en $5 y hoy está valiendo $14.00; el acero, $20.00 el quintal y hoy $74.00 por eso el producto se le va subiendo para uno sacar lo que se invierte. Una cuma antes valía $1.25 después subió a $5.00 y hoy está a $8.00”.
A sus 83 años, José Argueta asegura que continuará trabajando hasta donde se pueda. “Si no trabajo me tuyo”, concluyó.