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Aislamiento y falta de medicinas terminó matando a feligrés recluido en Mariona, dice pastor

Rafael Quintanilla fue capturado hace un mes, tenía enfermedades crónicas, y murió el martes en el hospital Rosales. Una funeraria de San Miguel llegó a La Unión para avisar a la familia de la muerte.

Por El Diario de Hoy | Jun 08, 2022- 16:51

Quintanilla es recordado por sus coros favoritos y los textos Bíblicos que compartió y aprendió de memoria porque no sabía leer.

Los restos de Rafael Antonio Quintanilla, de 56 años, son velados en la que fue su casa de habitación a un costado del estadio Marcelino Imbers, en la ciudad de La Unión. El murió detenido en el contexto del régimen de excepción, acusado del delito de agrupaciones ilícitas.

Quintanilla, quien trabajaba como picachero, es decir se dedicaba al servicio de transporte de personas en el casco urbano de la localidad y otros lugares, fue detenido por los policías y recluido en el centro penal La Esperanza, conocido como Mariona. 

El unionense padecía de enfermedades crónicas y quienes lo conocieron sospechan de que no le dieron la asistencia médica mientras estuvo preso.

De acuerdo con sus familiares, Quintanilla, como era conocido cariñosamente en la Iglesia y la comunidad, cumplió un mes de estar capturado el pasado 2 de junio. 

Ayer,  a la comunidad llegó un carro de una funeraria de San Miguel, preguntando la dirección de la residencia de la víctima para ofrecerles los servicios de velación. Así fue como se enteraron de su muerte.

“Nunca lo vi ser un delincuente y eso me consta”, dijo el pastor acerca de Rafael Quintanilla, detenido y enviado a Mariona. Foto EDH

Rafael Antonio trabajó más de una década en la construcción, luego de ser diagnosticado con varias enfermedades crónicas dejó ese oficio y se dedicó andar trabajando como picachero. Todos los días hacía meta con su pick up sobre la calle Circunvalación, en el sector conocido como El Amate, del barrio Las Flores.

A Quintanilla lo detuvieron en el 2016, las autoridades lo acusaban de haber transportado a los pandilleros que asesinaron a  Pedro  Enrique Ochoa Funes, un sargento de la delegación policial de La Unión; pero después de varios meses de prisión preventiva recobró su libertad a falta de pruebas, indicaron personas cercanas a la familia.

Tras recobrar su libertad, continuó trabajando como picachero.

Hace un mes, cuando regresaba de dejar a unos clientes, los policías lo capturaron en el barrio Las Flores, en el contexto del régimen de excepción. 

Allegados a Quintanilla dicen que su detención estaba ligada a que él  aparecía en el sistema de la Policía  por el caso  donde lo capturaron y liberaron. 

Por la muerte del unionense, hay consternación entre los vecinos y todas las personas que lo conocían, así como en la iglesia donde tenía el privilegio de ser líder de células, era un miembro activo y colaborador de la iglesia a la cual asistía.

LA UNIÓN: MONUMENTO A LA VERDAD ES USADO COMO BASURERO Y LETRINA

Quintanilla es recordado por sus coros favoritos y los textos Bíblicos que compartió y aprendió de memoria porque no sabía leer.

Mientras los vecinos y familiares esperaban la llegada del cuerpo de Rafael Antonio Quintanilla, el pastor de la Iglesia Manantial de Bendición, donde la víctima asistió desde el 2011, lo recordó como un hombre dedicado a su familia, al trabajo y al servicio de la Iglesia.

“Lo que me impactó de Quintanilla es que no sabía leer pero sabía muchos textos de la Biblia, predicaba en la Iglesia, empezó asistir a la iglesia desde el 2001, nunca lo vi ser un delincuente y eso me consta”, dijo el pastor  José Salomón Bonilla.

Anoche, los hermanos de la comunidad religiosa de Quintanilla cantaban uno de los coritos favoritos de él, mientras esperaban la llegada del cadáver.

"Quintanilla era muy entregado al servicio de Dios, que por la situación misma del estado de excepción que aún está vigente, le pasó lo que pasó, fue a parar al penal de Mariona, él ya iba enfermo porque me consta, pero el aislamiento y la falta de medicamentos le afectó” dijo el pastor Bonilla.

Sus restos serán sepultados el jueves 9 de junio en un cementerio privado en el municipio de Conchagua.

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