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De Santa Ana a estudiar becado en Japón: la historia de Rodrigo Mundo

Rodrigo Mundo, es un joven originario de Santa Ana. Comenta que las becas del gobierno de Japón, como muchas otras, están basadas en gran parte en el desempeño académico.

Por Enrique Carranza | Abr 04, 2022- 05:54

El santaneco Rodrigo Mundo es geoquímico y ha obtenido amplio conocimiento en química analítica y radioquímica. FOTO EDH Cortesía.

Rodrigo Mundo, un joven originario de Santa Ana (en el occidente salvadoreño), llegó a Japón el 1 de abril de 2015, con la  intención de estudiar la licenciatura en Química en la Universidad de Kanazawa.

Kanazawa es una pequeña ciudad en el mar de Japón en el barlovento de zonas montañosas como Hakusan y los Alpes japoneses.

Antes de tomar la currícula por la que había viajado, al no más llegar a ese país, se dedicó a aprender el idioma japonés por un año en la Universidad de Osaka, en aquel momento fueron en promedio 8 horas de clases diarias.

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“Aplicar a cualquier cosa, desde becas hasta puestos de trabajo, etcétera, es siempre la parte más fácil. Estar preparado para ser un buen candidato es difícil y no es algo que se pueda lograr en un par de meses. Desde que gané la beca, mucha gente  me ha preguntado por consejos para ganar la beca. Mi respuesta es siempre la misma: las becas del gobierno de Japón, como muchas otras, están basadas en gran parte en el desempeño académico”, explicó Rodrigo.

Después de eso, el salvadoreño se especializó en Geoquímica, y se graduó con honores. Gracias a su esfuerzo y rendimiento, el gobierno de Japón le extendió la beca y en abril de 2020 inició la maestría en la misma especialidad, esta vez logrará un doctorado.

“Como geoquímico, he aprendido técnicas de química analítica y de radioquímica. En mi laboratorio utilizamos isótopos  radiactivos naturales (Radio-226, Radio-228, Torio-228, Torio-234, Berilio-7, Plomo-210) y liberados al ambiente como subproductos de pruebas nucleares durante la Guerra Fría o accidentes en plantas nucleares como Chernóbil y Fukushima,  Daiichi (Yodo-129, Cesium-137), para entender procesos ambientales en ríos, lagos, zonas costeras y en mar abierto”,  comentó Rodrigo.

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Luego detalló que una de las aplicaciones y su tema de investigación es entender “qué sucede con diferentes compuestos orgánicos antropogénicos una vez en la naturaleza, muchos de estos compuestos orgánicos son producidos con buenas  intenciones y son utilizados con la promesa de muchos beneficios. Un ejemplo más en nuestra sociedad históricamente podría ser herbicidas y pesticidas, pero controlarlos después de la aplicación es muy difícil”, explicó.

Añadió que “estos y muchos otros nuevos compuestos son colectivamente denominados como “Contaminantes de preocupación emergente” y son incorpora entre otros productos farmacéuticos como analgésicos, ansiolíticos, antibióticos, antihipertensivos, hormonas esteroideas, drogas ilícitas, aditivos, productos de cuidado personal, retardantes de llama”.

Tras obtener el título de los estudios que cursa señala que le gustaría participar y contribuir como investigador a la gestión y conservación ambiental dentro y fuera de El Salvador.

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Añadió que desde ya desarrolla y perfecciona los conocimientos y habilidades necesarias para tratar con estos problemas sociales e interdisciplinarios a través de las actividades de investigación.

El manejo de la lejanía de su familia ha sido difícil, confiesa Rodrigo, más aún durante las fiestas de fin de año. Agregó, que el resto del año pasa “tan atareado” que no hay lugar para nostalgia.

Rodrigo Andrade Blanco (al centro con anteojos) en París; es parte de los becarios del programa Erasmus+ de la Unión Europea. FOTO EDH Cortesía.

“La compañía de mi novia también es importante poder compartir las pequeñas alegrías o fracasos del día a día, es indispensable”, comentó.

El joven santaneco sostuvo que su primera opción de empleo la visualiza en El Salvador, donde planea incorporarse a grupos de investigación en el área ambiental, “como estudiante siempre he tenido como referentes al laboratorio de toxinas marinas de la UES (LABTOX-UES), pero según entiendo, el presupuesto para recursos humanos siempre ha sido insuficiente, por lo que, de no haber un incremento de presupuesto, veo muy difícil poder trabajar allí”.

“Trabajar en Japón es posible ya que toda mi educación superior es aquí y Japón tiene un déficit de mano de obra. El problema con trabajar aquí es que me dedicaría a problemáticas de acá y no necesariamente podría enfocarme en problemáticas  de El Salvador”, lamentó.

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