Mientras esperan por alguna acción, los residentes del Corredor Seco viven bajo el temor de los efectos de la Sequía esperada por el fenómeno del Niño. Hay cosechas que ya están totalmente perdidas.
Sus habitantes viven de forma multiplicada los efectos del cambio climático: sequías extremas, suelos poco productivos, pobreza, migración, inundaciones cuando llueve. La porción ha sido descrita como uno de los ecosistemas más vulnerables a los cambios climáticos. Foto EDH/ Jessica Orellana Martín Mercado también perdió su cosecha en la comunidad San Antonio Montaña, de Erandique, Honduras. Pero no por un sol ingrato. Las tormentas de 2022 arrasaron su milpa y después de la lluvia tuvo que recoger las matas arrancadas, quebradas. Perdió su cosecha y la comida de un año. Foto EDH/ Jessica Orellana Se estima que entre 10 y 11 millones de personas habitan el Corredor Seco Mesoamericano, y en las últimas décadas se ha ido ensanchando. Foto EDH/ Jessica Orellana A sus cultivos les llegan plagas que antes no eran frecuentes, como que algunos de sus cafetos tengan roya actualmente. La lluvia llega, pero escasa, o copiosa por poquísimos minutos. Y también sabe que, en esta región, no tiene otra opción más que seguir intentando la siembra, ya que no hay fuentes de empleo. Está unido al territorio y sus problemas. Foto EDH/ Jessica Orellana Martín Mercado recuerda con la voz quebrada “hubo lágrimas”. En 2022 cuenta que perdió toda su cosecha de maíz y parte de la de café producto de la acumulación de agua. Foto EDH/ Jessica Orellana Los tres países están entre los más vulnerables al cambio climático en el mundo, según los análisis que año con año realiza la organización de derechos humanos y desarrollo sostenible Germanwatch. Aunque ninguno de los tres está en el top de países más vulnerables, sí se encuentran dentro del rango de las banderas rojas. Foto EDH/ Jessica Orellana Los especialistas lo dicen: estas comunidades podrían mejorar su calidad de vida, pero son necesarios compromisos políticos con ellas, capacidad de negociación, justicia climática y una institucionalidad fuerte. Foto EDH/ Jessica Orellana Lucío Gómez ha sido agricultor toda su vida, en la comunidad Gualguire, municipio de Erandique, en el departamento de Lempira (Honduras). Foto EDH/ Jessica Orellana Desde hace cuatro años su parcela de milpa ha venido reduciendo su producción. Antes, dice, sacaba 18 quintales para la subsistencia de su familia. “Hoy quizá la mitad”. A inicios de agosto muestra una parcela irregular: tras la siembra dejó de llover y las matas de milpa no alcanzaron a absorber el fertilizante. El 9 de agosto contaban ya 15 días sin lluvia. Foto EDH/ Jessica Orellana Los residentes del Corredor Seco temen los efectos de la sequía esperada entre julio y septiembre por el fenómeno de El Niño, que modifica las temperaturas en el Oceano Pacífico y modifica el clima en todo el mundo. Hay cosechas que ya están perdidas. Foto EDH/ Jessica Orellana En Gualguire, dice Gómez, la ubicación los complica. La lluvia se pierde entre la sinuosidad del terreno y no siempre llega al territorio. Cada vez llueve menos, cuenta. Los cultivos, además, cada vez son más propensos a plagas. Varias matas de maíz lucen con hongos. Foto EDH/ Jessica Orellana Erandique comparte casi todas las vulnerabilidades de Garita Palmera y Jocotán. Pero el municipio tiene un factor más en su contra: su aislamiento. Para llegar a la zona es necesario conducir cerca de 25 kilómetros en una calle de tierra irregular, erosionada y con piedras de gran tamaño, que bien pueden implicar dos horas de recorrido. Foto EDH/ Jessica Orellana La falta de lluvias provocó que las matas de milpa no se desarrollaran bien y, aunque crecidas, sus troncos se quedaron delgados. La experiencia de Gómez lo hace conocedor del futuro. Dice que en septiembre u octubre, cuando algunas lluvias más copiosas se manifiesten, perderá la cosecha, porque las plantas no resistirán el agua y la fuerza de los ventarrones. Foto EDH/ Jessica Orellana Los habitantes de esta zona árida de Centroamérica tienen que exprimir los pocos recursos que reciben de la naturaleza y del Estado para poder sobrevivir. Sequía, lluvias extremas, pobreza crónica y hambre son las condiciones cotidianas de estas personas. Foto EDH/ Jessica Orellana Ricardo Hernández es el gerente general del Consejo Intermunicipal Cafeg, una mancomunidad integrada por los municipios de Erandique, Santa Cruz, San Andrés, San Francisco, Gualcinse, Candelaria, Piraera y San Miguelito, y fundada hace 23 años. Según Hernández, la organización y la discusión ante problemas comunes les ha permitido hacer un mejor frente a los efectos del cambio climático en la zona. Desde 2011 ejecutan proyectos y fondos para tal fin. Foto EDH/ Jessica Orellana Las comunidades del Corredor Seco de Honduras, Guatemala y El Salvador resisten en precariedad. Escapar de esos territorios es difícil y los gobiernos de turno poco o nada hacen para reducir su vulnerabilidad. Foto EDH/ Jessica Orellana Los tres países están entre los más vulnerables al cambio climático en el mundo. El Salvador tiene 25 municipios potencialmente afectados por la sequía severa. Guatemala tiene 54 y Honduras tiene 34. La situación empeora en Honduras por el difícil acceso a las zonas afectadas. Foto EDH/ Jessica Orellana
CRÉDITOS: Esta investigación fue realizada gracias al apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Regional en América Latina (CAPIR) liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR). Edición: Daniel Lizárraga, Jessica Ávalos, Investigación y escritura: Suchit Chávez, Fotografía: Jessica Orellana Video: Jessica Orellana, Marvin Romero, John Galeano Edición de video: Marvin Romero Ilustraciones y concepto gráfico: Mariana Matal, diseño editorial: Edgardo Mendoza