El mayor sueño de William Díaz es convertirse en un reconocido artista plástico en El Salvador, y para ello está trabajando incansablemente. Su camino no ha sido fácil, pues ha experimentado la cruda realidad a la que se han enfrentado muchos pintores en el país, a la falta de oportunidades.
A pesar de las limitantes, este joven artista no se ha rendido y continúa cautivando a los salvadoreños con su increíble talento.
Díaz nació un 3 de julio de 2004, en el municipio de San Martín, en San Salvador, lugar en donde comenzó a gestar su carrera en la plástica.
El salvadoreño, de 19 años, exterioriza sus sueños a través de sus piezas. Cada pincelada en sus lienzos refleja su sentir, sus emociones y sus aspiraciones.
Y es que sus obras capturan la pureza del ambiente que le rodea. Por eso, la naturaleza se ha convertido en su principal fuente de inspiración.
Lo más impresionante es su capacidad para transmitir emociones por medio de su arte. Sus obras conmueven a quienes las observan, llevándolos a reflexionar y conectar con temas profundos e importantes, como lo es la historia, la cultura, el medio ambiente y la identidad del salvadoreño.
La combinación de los colores oscuros y fríos en sus lienzos despiertan la añoranza y la nostalgia de aquellos que crecieron jugando en calles empedradas bajo la luz de la luna, o su vida en el campo, en aquellas casas de adobes y tejas.
Su talento lo trae en la sangre, pues no proviene de una familia de pintores, tampoco tiene estudios en la rama. Todo ha sido de forma autodidacta. No obstante, ha recibido consejos de grandes artistas como Shanay, para seguir mejorando en su arte.
En una entrevista que el artista brindó a El Diario de Hoy cuenta más de su vida, sus aspiraciones, deseos, anhelos y su amor por el arte de pintar.
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Conoce a William Díaz, el joven pintor que plasma sus sueños en lienzos. Video: imagen de carácter ilustrativo y no comercial/https://vm.tiktok.com/ZMj9pngfh/
¿Cómo inicias en las artes plásticas?
Desde muy pequeño siempre me llamó la atención la pintura. Me recuerdo que hacía muchos dibujos, incluso, mis primeras pinturas las hice para mi escuela. Sin embargo, fue hasta hace unos años que supe que me quería dedicar a esto.
¿Hay alguna persona que te motivó a seguir tus sueños?
Sí. Le agradezco a mi abuelo, Luis Hernández, que en paz descanse, porque él fue una de las personas que me apoyó bastante en esto. Recuerdo que cuando estaba pequeño hice un dibujo y a él le gustó mucho. Mi abuelo fue el que me motivó, y me dijo que tenía mucho talento para la pintura. Siempre creyó en mí.
¿Qué es para ti el arte de pintar?
Es la manera con la que muchas personas podemos expresar lo que sentimos; a través de un rostro, una alegría; a través del paisajismo quizás, un recuerdo o un momento de su infancia. El arte representa un sentimiento que va más allá de la realidad.
¿Por qué la pandemia jugó un rol importante en el inicio de tu carrera?
Siento que en la cuarentena hubo partes buenas y partes malas para la sociedad. Para mí una de las buenas fue que en la cuarentena yo pude desarrollar más mi talento como artista plástico. Yo sabía que me encantaba pintar y dibujar, pero era algo que no terminaba de despertar hasta que vino todo esto del covid-19 y el encierro que yo comienzo a hacer cuadros en mi cuarto. Mi cuarto se convirtió en mi taller.
En estos años que llevas pintando, ¿te has enfrentado con algún obstáculo?
Claro. Uno de los principales retos a los que me he enfrentado es a las pocas oportunidades y a la falta de apoyo que hay para los artistas, casi no hay espacios donde nosotros nos podamos dar a conocer. Por ejemplo, donde vivo es difícil ver ese apoyo para los artistas, por eso siento que esa es la parte más difícil a la que me he enfrentado.
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¿Tienes alguna conexión especial con algo que te inspire a pintar?
Sí. Siempre he estado enamorado de Suchitoto, porque me gusta dibujar y pintar casas antiguas. Entonces recuerdo que la primera pintura que hice fue una casa antigua, con sus tejas, manchas y todo. De hecho, la mayoría de cuadros que he elaborado en estos años reflejan algunos lugares emblemáticos de Suchitoto. Este es un lugar que me ha abierto muchas puertas para exponer. Recuerdo que la primera vez que vendí un cuadro fue ahí en Suchitoto.
¿Cuáles son los elementos que predominan en tus obras?
Lo mío prácticamente es como paisajismo y últimamente me he estado guiando por algunas obras del pintor Shanay. He estado agarrando de referencias sus obras para ir descubriendo ese nuevo mundo nocturno; es decir, obras que llevan ese toque oscuro. Además, las técnicas que uso son óleo sobre lienzo y acrílico.
¿Hay algún pintor consagrado a quien admiras?
Sí. Quisiera ser como el maestro Shanay, una persona conocida a nivel nacional e internacionalmente. Él tiene un gran talento, ya en varias ocasiones me ha dado algunos consejos para mejorar en mis obras y sin duda que los aplico en mi trabajo artístico.
¿Dónde es tu favorito para inspirarte y crear tus obras?
Mi taller está en mi casa, en mu cuarto. Ese es mi lugar seguro para inspirarme. Hay días en lo que tengo muchísimas ganas de pintar, así que aprovecho para hacer mis propios marcos y ya luego prepara el lienzo, mis pinceles y mi puntura. De esa forma comienzo a dibujar, a tirarle la base cuando es de óleo. Luego espero que se seque para darle una segunda mano (repasada). A mí me gusta dejar mis cuadros algo pastosos. Por cierto, me gusta pintar de noche, cuando ya el ruido de los carros ha desaparecido. Además, me gusta poner música clásica de fondo para poder sentir esa relajación y mantener mi mente ocupada.
Por otro lado, ¿has participado en exposiciones colectivas?
En varias. Recientemente participé en la exposición “Arteañil”, una muestra pictórica que se inauguró en Casa Flamenco Suchitoto, en el marco del Festival del Añil, fui el único participante que no era del municipio. Además, participé en el Festival de Arte y Diseño en San Salvador organizado por CONAMYPE.
Ante eso, ¿cómo te sientes al ver que tu talento comienza a ser reconocido?
La verdad, me siento feliz de poder llegar a ese nivel a mi corta edad, y con el poco tiempo de conocer y estar pintando. Eso me llena de orgullo y satisfacción. Es difícil buscar espacios donde admiren tu talento, pero es muy gratificante cuando te toman en cuenta.
Por último, ¿qué consejo le darías a los jóvenes que se quieren dedicar a este arte?
Pues les diría que nunca hay que darse por vencido, porque en el mundo de la pintura hay altos y bajos. Pero yo les invito a que sigan adelante. La pintura es tratar de arreglar nuestros errores, volver a pintar si algo no nos sale bien, recuerden que con la práctica se va mejorando, y al final, el resultado es increíble.