No cabe duda de que este electrodoméstico llegó para revolucionar la cocina de muchas amas de casa y de otras personas que vieron en él una manera de tener la comida caliente en un tiempo récord.
De hecho, hoy en día es un auxiliar imprescindible para calentar bebidas y hacer palomitas de maíz, sin embargo existen algunos alimentos que de ninguna manera deben calentarse en él, pues pueden cambiar su sabor y textura o provocar accidentes graves. Los siguientes son algunos de ellos:
Huevos cocidos
De acuerdo con el portal thehealthy.com, es un grave error calentar huevos cocidos en el microondas, pues en el proceso la humedad del interior crea una acumulación de vapor extrema, haciendo que puedan explotar. Lo peligroso, según explican, es que el huevo no estallará mientras se calienta, sino que después es decir en tu mano o peor aún en tu boca. Para evitar esto debes cortarlo en trozos antes de calentarlo.
Pizza y panes
A fuerza de errores, muchos hemos aprendido que el microondas es lo peor para calentar una porción de pizza o un pan, pues provoca que la textura se vuelva demasiado blanda y que la salsa de tomate salpique por todas partes. Lo mejor entonces es hacerlo en un horno si el tiempo lo permite o bien en una sartén.
Papas fritas
Una regla que destaca el sitio delish.com, es que nunca se debe usar un microondas para recalentar comidas de textura crujiente. ¿La razón? Este aparato funciona estimulando las moléculas de agua de los alimentos, al crear un vapor que los calienta de adentro hacia afuera. Con los líquidos no hay problema, pero en el caso de las papas fritas este proceso las deja aguadas y con una apariencia poco atractiva. Igual sucede con las nuggets y el pollo frito.
Leche materna
Muchas madres refrigeran pachas con leche materna para su uso posterior. Pero de acuerdo con the healthy.com, el microondas no calienta los alimentos de manera uniforme, por lo que en una pacha se pueden crear 'puntos calientes' que provoquen quemaduras graves en la boca y la garganta de un bebé. Una solución sería calentar agua y sumergir la pacha hasta que la leche llegue a una temperatura adecuada para el lactante.