Un momento único puede iniciar una revolución, las acciones colectivas pueden transformar las leyes, la creatividad puede cambiar actitudes y un invento puede alterar el curso de la historia. Así nació el Día de la Mujer
Paso a paso se impulsa el movimiento de las mujeres, incluso ante las adversidades. Algunos hitos históricos o cotidianos, han dado forma a la vida y los derechos de las mujeres y niñas de todo el mundo.
Según la Organización de la Naciones Unidas (ONU) en la actualidad, 1 de cada 3 mujeres sufre violencia a lo largo de su vida; 830 mujeres mueren cada día de causas evitables relacionadas con el embarazo; sólo 1 de 4 parlamentarios son mujeres a nivel mundial; y hasta 2086 no se cerrará la brecha salarial si no se contrarresta la tendencia actual.
La desigualdad de género es endémica. Ahora, es cuando tenemos que luchar para que las próximas generaciones vivan en un mundo donde la mujer pueda expresarse, decidir e intervenir, y disfrutar de los mismos derechos que el hombre.
Los inicios
En 1848 se vivió un momento clave con la “Primera convención por los derechos de las mujeres” en Seneca Falls, Nueva York, EE.UU. Indignadas por la prohibición que impedía a las mujeres hablar en una convención contra la esclavitud, las norteamericanas Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott congregan a cientos de personas en la primera convención nacional por los derechos de las mujeres.
Juntas, exigen derechos civiles, sociales, políticos y religiosos para las mujeres en una Declaración de Sentimientos y Resoluciones: “Mantenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y las mujeres son creados iguales”. El público se burla especialmente del derecho de las mujeres a votar. Pero ha nacido un movimiento: el feminismo.
Más que una palabra
El feminismo es un movimiento que defiende la igualdad de derechos sociales, políticos, legales y económicos de la mujer respecto del hombre. Su primer uso documentado se remonta a 1837 en Francia: el socialista Charles Fourier utiliza el término “feminisme” para describir la liberación de la mujer en un futuro utópico.
A principios de la década de 1900, el concepto se asocia con el sufragio femenino, aunque después adquiere mayor sentido. Concretamente, el “feminismo interseccional” destaca cómo las mujeres se enfrentan a diferentes formas de discriminación en función de la raza, la clase, la etnia, la religión y la orientación sexual.
En 1893 fue presentada ante el parlamento de Nueva Zelanda una petición de 270 metros de largo que recogía 32.000 firmas para solicitar el sufragio femenino. Poco después, Nueva Zelanda se convierte en el primer país autónomo que permite votar a las mujeres, e inspira a sufragistas de todo el mundo.
Otro momento clave ocurrió en 1911 cuando se llevó a cabo el primer Día Internacional de la Mujer, que reunió a más de un millón de personas en Austria, Dinamarca, Alemania y Suiza a favor del sufragio y los derechos laborales de la mujer. Hoy se celebra cada año el 8 de marzo.
En sus inicios, la conmemoración sirve de protesta contra la I Guerra Mundial. Por ejemplo, en Rusia, una gran manifestación liderada por mujeres exige “¡pan y paz!”. Cuatro días más tarde, el zar abdica. Actualmente, este día es fiesta nacional en Rusia, y hay especialistas que opinan que fue el detonante de la Revolución rusa.
¿Qué pasaría si no hubiera ropa limpia durante semanas?
En 1945, Dublín aprendió la lección a la fuerza. Cansadas de la insalubridad en el trabajo, los bajos salarios, las horas extras y el poco tiempo libre, cerca de 1.500 lavanderas se sindicaron y fueron a la huelga: “Les dejamos todo en sus manos... Para conseguir lo que se nos debe”.
Las lavanderías comerciales, un gran negocio en esa época, se resienten. Después de tres meses (y mucha ropa sucia), la huelga finaliza con éxito y todas las trabajadoras y todos los trabajadores irlandeses ganan una segunda semana de vacaciones al año por ley.
Desde huelgas de hambre y cadenas humanas hasta peticiones y ahora memes, el activismo tiene muchas formas de provocar el cambio. Al igual que con la aparición de la imprenta, la radio y la televisión, Internet y la telefonía móvil han transformado radicalmente cómo las personas defienden sus causas.
Hay especialistas que avisan de que la participación “pasiva” en línea reducirá la participación activa fuera de las redes. Bueno, tienen parte de razón. Pero las redes sociales suelen servir para organizarse, expresar indignación y llamar la atención sobre temas que antes no se abordaban. Quizá sin ellos el movimiento de las mujeres sería otro.
#NiUnaMenos, #MeToo, #BringBackOurGirls, #YoTambién, #YesAllWomen. Los hashtags lo dicen todo: las mujeres y las niñas quieren vivir sin violencia y en un mundo igualitario.