El envenenador con entrañas de carnicero, Putin, lo ha puesto muy claro: o me firman un papel aceptando mis condiciones o arraso con Ucrania y mato a decenas de miles de sus ciudadanos, indistintamente de si son niños, soldados, profesionales, religiosos...
El ruso alega que, a la caída de la Unión Soviética, los Aliados en la OTAN se comprometieron “a no avanzar ni un milímetro” en la ex-zona de influencia del despanchurrado “bloque socialista”... pero, ¿con quién se comprometieron? Con nadie. Él no era más que un espía de la temida KGB. Las repúblicas se independizaron y se aliaron a Occidente, pero ahora, como Hitler en la Segunda Guerra Mundial, él está formando un nuevo eje en el lado oscuro con países bajo dictaduras.
Putin actúa como el pistolero que toma como rehenes a las personas que se encuentran por casualidad en un almacén, desde adultos, dependientes y niños hasta los que en ese momento estaban entregando un pedido. O como las pandillas tropicales que cobran “la renta” o extorsión”.
A última hora, Putin convino con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en sostener una reunión cumbre propuesta por el gobernante francés, Emmanuel Macron, aunque la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, advirtió que "ahora mismo, Rusia parece seguir con los preparativos para (lanzar) muy pronto un ataque a gran escala contra Ucrania". Ojalá que de la cumbre salgan acuerdos que neutralicen el ansia de guerra del dictador ruso.
La historia, pasada y presente, tiene una muy dura lección para los dictadores: la mayoría son eliminados cuando por algún motivo pierden control. A Gadafi lo encontraron escondido en un hueco cercano a un puente, de donde lo sacaron, lo sodomizaron y le terminaron metiendo un balazo en la cabeza, un desenlace muy parecido al de Saddam Hussein, a quien también encontraron escondido en un hueco, lo enjuiciaron y lo ahorcaron.
Las amenazas repetidas del envenenador, acusado de atacar permanentemente a Estados Unidos y Europa hakeando sus sistemas, sus redes de información, las organizaciones políticas, reflejan su propio miedo, el terror de perder control sobre Rusia por más policía represiva que despliegue y terminar en la horca o, según la usanza rusa, con un balazo en la nuca cuando lo llevan de una celda a otra en la cárcel.
La crisis innecesaria pero satánica que ha montado tendrá sus altos costos para él y para Rusia, pues el país depende mucho de la venta de gas y petróleo a Europa, que es asimismo su principal socio comercial, ya que el cincuenta por ciento de lo que vende de productos es a los países europeos y principalmente a Alemania, nación con la que tiene serias diferencias a raíz del intento de envenenar al disidente Alexei Navalny, contra quien han levantado una nueva acusación, esta vez por “fraude”, cargos inventados como en nuestro país el de “lavado” contra disidentes y críticos del régimen.
El dictador ruso aspira a reconstruir el mortífero imperio soviético
Rusia, la actual Federación Rusa que reemplazo a la despanchurrada “gloriosa comunidad de naciones socialistas”, es un país que no ha conseguido recomponerse plenamente del estalinismo, que llevó a la muerte a cerca de cuarenta millones de seres humanos, el segundo genocidio más pavoroso de la historia después de los sesenta millones de seres que murieron bajo Mao, el “fundador” de la actual China.
La economía de Rusia es muy similar a la de Italia, pese a las inmensas diferencias de tamaño y de población, a lo que se suma el peso de mantener un enorme ejército.
La emergencia generada por la amenaza de Putin sobre Ucrania, además del chantaje de cortar el suministro de gas a Europa, ha tenido como resultado que los europeos están construyendo sus propias alternativas energéticas, tanto de gas como de energía, con la asistencia de Estados Unidos.
En España se trabaja “día y noche” para poner en uso un gasoducto, pues vendedores de gas abundan en el norte de África...
El Secretario de Estado, Blinken, ya advirtió que una invasión a Ucrania puede darse en los próximos días, lo que generara una crisis económica en el mundo, lo que a un desquiciado como Putin simplemente no le importa...