Varios convenios firmó la Asamblea oficialista con la OIT, una organización que se sabe es financiada por los sindicatos estadounidenses cuya finalidad es impedir la formación de capital humano y estructuras productivas en el Segundo y Tercer mundos que puedan ser competencia a sus intereses en el Norte, pese a que la presencia sindical en Estados Unidos no sobrepasa el dieciséis por ciento de la fuerza laboral, concentrándose principalmente en gremios de maestros, estibadores de puertos y algunas industrias.
Todos los objetivos son rimbombantes, castillos en el cielo, inalcanzables para países pobres y especialmente naciones empobrecidas por la corrupción y ruinosas políticas económicas.
Ya hubo casos en que un país hispanoamericano mandó retirar a los representantes de la OIT, pues sus “elevadas exigencias” eran imposibles de cumplir.
Esos convenios, como ejemplo, impiden que un artesano tome al hijo de un amigo para enseñarle su oficio, pues eso ¡Dios lo guarde! Es trabajo infantil y los niños deben estar en la escuela, no en un taller aprendiendo un oficio a la par.
Pero que los niños no tengan una escuela donde ir, o esa escuela se encuentre en las tétricas condiciones del ruinoso galpón de Acajutla que la exministra negó que estuviera entre láminas, eso no aflige a la OIT: lo esencial es que los beneficios estén en el papel, aunque los niños queden condenados a ser criaturas de la calle expuestas a toda clase de horrores, inclusive ser reclutados por la fuerza por las bandas criminales.
Los inspectores de Trabajo han sido particularmente nocivos, aunque los afectados sean menores de edad pero que se han acompañado y tienen una o más bocas que alimentar.
Pues esos jovencitos -y los ejemplos abundan en todas las naciones y latitudes- con frecuencia son el único sostén de sus familias que por una u otra causa no pueden sostenerse a sí mismas.
Hay múltiples casos de grandes personajes de la historia que fueron el sostén de madres abandonadas y que gracias a su empeño lograron superar tales desgracias y ser grandes figuras, casos que llenan la historia de Estados Unidos, de sus inmigrantes...
Andrew Carnegie, el hombre que labró la mayor fortuna de la nación, llegó como un joven inmigrante y gracias a que no hubo leyes que le impidieran trabajar, salió de la pobreza hacia la gloria...
Nuestro propio país tiene muchos ejemplos de personas que iniciaron en un nivel cercano a la pobreza total y que se convirtieron en empresarios...
Condiciones “dignas” de primer mundo para países muy empobrecidos
Entre los objetivos que los de la OIT llegaron a plantear es la “necesidad” de que los salvadoreños tengan pensiones “dignas”, que haya una especie de pensión “universal” y etcétera, la clase de respaldo que necesita el régimen para caer encima de los ahorros de los trabajadores.
Tal barbaridad sería el golpe de gracia a la gente en este suelo, pues morirse de hambre en la vejez y por más vueltas que se le dé al asunto, no es nada “digno”, nada que ni los rematados del coco pueden creer que es lo conveniente a “sus intereses”...
Y así van predicando, con sus ropajes de benefactores para el pueblo, para los niños, estos personajes....