Los ucranianos se lamentaron al inicio de la agresión rusa de que “estaban solos” en la desigual lucha contra el envenenador, pero tras el dramático reclamo del presidente Zelensky casi de inmediato más y más naciones les envían pertrechos, armas, municiones para repeler el ataque, lo que ha ya causado terribles estragos en los vehículos y tanques rusos y en la aviación.
El repudio mundial a la invasión es casi unánime, lo que pone bajo una especial luz la abstención de régimen salvadoreño en la condena de la OEA, “la voz que ha hecho falta” en el concierto de las democracias, como señala Joseph Borrell, Alto Representante de la Unión Europea, en un artículo que envió en exclusiva a EL DIARIO DE HOY.
Sin embargo, la respuesta del régimen parecieron darla sus diputados, quienes ayer se negaron a pronunciarse y rendir minuto de silencio por víctimas a causa del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Es obvio que el aspirante a sultán vitalicio en nuestro suelo comparta con Putin el mismo desprecio por la vida humana y la persecución de toda disidencia, ahogar críticas, investigaciones sobre el manejo de fondos públicos, las jugarretas con el bitcoin, la lluvia de exabruptos sin sentido que día a día caen sobre los salvadoreños...
Era de esperarse que países como Cuba, Nicaragua y la narcodictadura de Venezuela se abstuvieran de condenar la invasión, pero sorprende que Brasil no lo haga y que El Salvador quede con “el lomo al aire” por el silencio sepulcral del régimen, que hace acá igual que Putin allá: perseguir opositores, insultar críticos, amenazar a investigadoras y mujeres periodistas, a todos los que estén en desacuerdo con su “serenísima majestad”.
Consecuente con la postura, un individuo siniestro en Washington amenazó a una periodista salvadoreña que cubría la marcha a favor de los cian. “Ya sabemos donde vives”, le advirtió, como aquí dicen a las periodistas y las críticas del régimen.
Los ucranianos no están solos como los cubanos, nicaragüenses, birmanos...
A los ucranianos la comunidad internacional no los dejó solos: el rechazo mundial a la invasión ha sido unánime, incluyendo retirar el nombramiento a Putin de la Federación Mundial de Judo como presidente honorario.
En su momento Putin dijo que el judo consiste en aprovechar las debilidades del contrario para derrotarlo, como creyó que iba a ser el caso de Ucrania.
¿Qué busca Putin en Ucrania? Como en su momento Hitler con Checoslovaquia y Austria, perpetrar un saqueo de la nación para que los alemanes, en el caso presente los rusos, gozaran de alimentos y bienes de consumo, generar prosperidad a costa de los pueblos expoliados.
Pero la destrucción de centros urbanos, de zonas residenciales, de lo que sostiene a la población de Ucrania, que lucha por preservar su independencia, comprueba que se está frente a un demente, a un criminal que es una réplica de previos monstruos.
Los ucranianos no están solos; la condena al agresor es casi unánime aunque el régimen salvadoreño no tenga vergüenza alguna de abstenerse de condenar, lo que equivale a apoyar la masacre que tiene lugar en Ucrania, una agresión sin precedentes desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial.
Ucrania no está sola, pero los nicaragüenses, los venezolanos, los salvadoreños, los birmanos, los súbditos de las dictaduras africanas, los pobladores de Hong Kong, los norcoreanos están solos en el sentido de que “nadie por ellos”, como irónicamente la carne de cañón rusa, los reclutados que enviaron a morir sin decirles previamente a lo que iban, lo que ha causado que miles de esos soldados se rindan sin combatir.
Los afganos quedaron a su suerte, a merced de asesinos enloquecidos por una superstición que data de hace mil quinientos años, como los iraníes que gimen bajo un régimen de ayatolas que creen que siguen las directrices de Dios mismo.