La brutalidad del ataque no provocado de Rusia a Ucrania se puso de manifiesto en su infame crudeza, con el vídeo que muestra un tanque ruso desviarse para aplastar un vehículo civil conducido por una persona mayor, que logró sobrevivir a la agresión.
Los rusos han atacado barrios residenciales, causando víctimas civiles, incluso niños, y destruido lo que en ninguna parte se considerarían blancos militares...
El rechazo al asesino Putin por la invasión no provocada contra una nación pacífica y democrática no solo es mundial sino además interno, como se ha visto en videos en que la policía arresta a miles y miles de rusos de todas las edades que rechazan la invasión por tres motivos:
—el primero, el repudio a una agresión no solo sin sentido sino además porque avergüenza a todo ser sensato y decente;
—el segundo, que una gran proporción de personas en Rusia está harta de los desmanes, el Estado policial, las represiones y la corrupción del envenenador, cuya personal fortuna está más allá de lo imaginable, como lo demuestran las vistas satelitales de su enorme palacio en el Mar Negro;
—lo tercero, que el precio de la invasión, las vidas de los rusos que están cayendo víctimas de la guerra, el desprestigio internacional, es a costa del bienestar de la población, de un país con una economía que se califica de “minúscula” en relación con naciones de igual tamaño demográficamente hablando, lo que perjudica a los rusos que anhelan niveles de vida superiores a los que tienen. Los especialistas dicen que la producción de Rusia es menor que la de Italia pese a tener una población tres veces mayor.
Cuando preguntaron al excandidato republicano y héroe de guerra John McCain sobre Rusia, su respuesta fue contundente: “Es una gasolinera”, pues su ingreso principal proviene de vender gas y combustible a Occidente, no productos ni materias primas con una porción significativa de tecnología y mano de obra agregada.
La agresión a Ucrania no salió tan fácil como esperaba Putin
Putin no se detiene con invadir, sino que además ha contratado a una banda de mercenarios; se dice que son alrededor de cien los operativos que se autodenominan “Wagner”, a quienes encargó asesinar a todas las figuras de relevancia en Ucrania, descabezar la nación para impedir que mantenga la lucha y se reconstituya una vez superada la agresión.
Pero más y más el mundo está identificando al envenenador como LA VÍBORA PONZOÑOSA que debe neutralizarse, como sucedió a Saddam Hussein y Muammar Gadafi y fue el caso de Hitler, contra quien hubo varios atentados fallidos, uno de ellos encabezado por el mariscal Rommel, a quien el mesiánico ordenó envenenar.
Muy al inicio de la agresión Ucrania no recibió apoyo de la Unión Europea, pero pasadas unas horas Polonia envió armas, misiles y pertrechos, un paso seguido más tarde por Francia, Alemania y otras naciones europeas, que han contribuido con armas de distinta clase, incluyendo misiles tierra-aire y dispositivos antitanques, que han tenido un demoledor efecto sobre los vehículos blindados rusos.
Los conductores de tanques suelen ver hacia delante, por lo que los contraataques de los ucranianos los destruyen por atrás, con frecuencia matando a los tripulantes.
De acuerdo al ex-presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, cinco mil trescientos soldados rusos han perecido, una cifra que de inmediato va a conocer la gente en Rusia, que no puede más que indignarse de que en su locura, el envenenador haya mandado al desastre las vidas de sus soldados, mucho de su armamento y vehículos.
Los artistas rusos que participaban en la Bienal de Venecia se retiraron como muestra de rechazo a la tragedia que está teniendo lugar...