El presidente más cool del mundo no tiene una economía cool... no es ni lo uno, mucho menos lo otro, según se concluye al interpretar las recientes declaraciones del Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Casa Blanca, Brian Nichols, sobre El Salvador.
El funcionario se pronuncia en momentos en que El Salvador enfrenta crecientes dificultades para colocar bonos en el mercado (que las calificadoras de riesgo han llegado a considerarlos al nivel de “basura” ).
A juicio del funcionario estadounidense, las finanzas de El Salvador se encuentran en un momento “particularmente complicado”, por el endeudamiento y elevado gasto del gobierno.
A esto se agrega el desastre de las criptomonedas, de la llamada “Chivo wallet” y la resistencia tanto de vendedores como compradores de lo que se ofrece en comercios y en todo el país, a aceptar criptomonedas. La gente, prácticamente toda la gente, quiere comprar y vender en dólares, no en monedas de pipiripao.
Esto, como hemos dicho, ha provocado la reticencia de negocios y actividades para ampliar sus operaciones y más bien a pensar en votar con los pies, es decir, irse a otros lados.
La misma influencer japonesa Mai Fujimoto, conocida como Miss Bitcoin, reveló que tuvo problemas para pagar con la criptomoneda en un restaurante de comida rápida y trató de usar un cajero automático Chivo, “pero no funcionó por alguna razón”.
Por su parte, Nichols expresó que aún hay tiempo para que el gobierno salvadoreño, el Fondo Monetario y otras instituciones financieras internacionales se sienten y encuentren “un consenso sobre la base del gasto público responsable, una recaudación fiscal eficiente y evitar instrumentos económicos volátiles y riesgosos”, es decir, el Bitcoin.
La brutal agresión de Putin a Ucrania ha tenido como una de sus consecuencias una contracción en la oferta de toda clase de bienes y especialmente en electrodomésticos, automóviles, alimentos importados, etcétera. En Estados Unidos las empresas distribuidoras de vehículos están cobrando más por un automóvil de lo que su precio de lista indica; cobran más pues habrá personas que paguen más por esos vehículos.
Esta contracción se hace sentir ya en nuestro país como en toda la región, donde un vehículo, indistintamente de su procedencia, se entrega varios meses y hasta un año después de colocado el pedido.
La manipulación de la economía que viene haciendo el régimen, agregada a los actos de fuerza que generan rechazo y desconfianza, como la toma de posesión irregular de microbuses y líneas de transporte, provocan serios perjuicios al crecimiento económico, el que no solo está empantanado sino que ha ido contrayéndose, cayendo en una espiral que golpea con crudeza a la mayoría de salvadoreños.
Que la mitad de los pobladores sea en estos momentos “pobre”, que no logre satisfacer sus necesidades esenciales, es lo suficientemente dramático, doloroso, como para que el régimen revise sus políticas, que se ocupe de la gente, de toda la gente, no únicamente de su banda de allegados.
El armamentismo empobreció a Rusia como está sucediendo aquí mismo
El que no pase un mes sin que la legislatura de sumisos apruebe más deuda e inclusive que se endeude para pagar deuda, lo que es el equivalente de meterse un balazo en la pierna, indica lo grave de la situación en que se está hundiendo a El Salvador.
La prosperidad es fruto, como venimos diciendo desde siempre, de seguridad jurídica, de no perseguir a los productores acusándolos de saqueo, de “dejar hacer, dejar pasar”.
El armamentismo en que se embarcó el criminal de guerra Putin y quiere imitar el régimen salvadoreño es lo más empobrecedor para una nación...