"…Señor agente, yo administro un comercio cerca de aquí, sobre la calle de Agua Caliente, como puedo demostrarle con los documentos que llevo”…
El “señor” agente se ríe. “Lo siento, pero la Asamblea al servicio incondicional de su majestad decretó que las pruebas no valen nada. Yo tengo que llenar una cuota diaria de capturas así que vos tenés que venir conmigo al Penalito…”.
El oficialismo y sus aliados acaban de aprobar disposiciones que permiten mantener por dos años en la cárcel, sin ir a juicio, a los detenidos bajo el estado de excepción y someterlos sin pruebas a juicios en masa de hasta 900 encausados.
El régimen ya tuvo que debió liberar a cinco mil de los capturados desde marzo de 2022 por no haber pruebas contra ellos, pero ahora los inocentes tendrán que pasar hasta dos años en prisión y ser juzgados con clicas con las que nada hayan tenido que ver.
Pruebas, constancias, certificados, testimonios continúan teniendo validez mientras no se toque nada concerniente al régimen. Para aplicar a un empleo, solicitar una visa en un consulado, inscribirse en un club de fútbol, casarse… todo gira alrededor de las pruebas que se exijan, exceptuando cuando un desafortunado cae en la mira del oficialismo: al darse tal desgracia para una persona, primero lo encarcelan, le dan de palos al menor mal gesto que hagan y luego averiguan, aunque no siempre.
Se dice que varios jovencitos con discapacidades mentales han sido asesinados, pues al no entender “una orden”, o no oírla por problemas auditivos, la respuesta es darles de palos hasta que dejan de respirar, como presuntamente y según las señales sucedió a Óscar Ernesto Hernández Caballero, un rubicundo personaje que en la Navidad de su pueblo, Sacacoyo, personificaba a Santa Claus.
Eso en resumen sucedió a la señora lider de una población fronteriza, a quien la jefa de la policía del régimen le tomó inquina, capturó jóvenes que nada indebido habían hecho, la metió presa y le rompió la nariz de un puñetazo…
El sistema judicial en los países con algún vestigio de respeto al Orden de Leyes opera partiendo de pruebas: los litigantes muestran los documentos que los acreditan para participar en un juicio, acusados o partes hacen lo mismo y los mismos jueces presiden precisamente por tener sus credenciales en orden, aunque últimamente jueces que se apegan a la ley están siendo perseguidos, como lo denuncia el juez Juan Antonio Durán.
Es claro que no sólo en cuestiones judiciales mostrar o no pruebas, evidencias, es de rigor, sino que en prácticamente todos los campos de actividad humana y colectiva.
La ciencia, al avance del saber, se basa en pruebas, lo demostrable
Los historiadores tienen que documentar cualquier hipótesis que adelantan, pues una cosa es decir, arbitrariamente, que Cristóbal Colón desembarcó en lo que es ahora Colombia y otra comprobarlo; si no logra demostrarlo, la tesis se viene abajo.
En la investigación científica las demostraciones, pruebas, los desarrollos matemáticos son esenciales para que una teoría se transforme en ley, convirtiéndose en tal manera en el nuevo peldaño sobre el cual nueva investigación se apoya; al día de hoy muchos buscan pruebas para demostrar que algunos de los planteamientos de Einstein se cumplen con lo que observaciones del James Webb, el poderoso telescopio, va descubriendo, como asimismo nuevas interrogantes surgen.
Estas realidades e investigaciones están más allá de lo que el régimen hace o pretende, pues al igual que el criminal de guerra y envenenador serial Putin, mentir descaradamente o inventar nuevas realidades a base de ocurrencias busca el mismo propósito: profundizar el miedo entre los pobladores, que se sientan a merced de lo que un “señor” agente policial disponga sobre jóvenes sin mayor arraigo pero que llevan vidas honestas…