El incremento de los niveles de miseria en El Salvador preocupa mucho a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Si bien el Comité toma nota de los esfuerzos realizados por el Estado parte, le preocupa que los índices de pobreza y pobreza extrema siguen siendo altos, así como la gran disparidad entre los niveles de pobreza entre el área rural y urbana”, señala el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU en su más reciente informe.
La miseria, el desplome en el nivel de vida de la población, las hambrunas son la consecuencia de las dictaduras, como se ha visto en Venezuela, en Nicaragua y lo que es el caso más trepidante en nuestro Hemisferio, Cuba, que de ser el país con el mayor nivel de vida en América después de Canadá y Estados Unidos, ha llegado a extremos alucinantes de pobreza y carestías a causa de la “revolución” lanzada por el asesino serial Castro.
Hambrunas de horror se dieron en Rusia bajo Stalin a causa de las imbéciles políticas de tal monstruo, una de las cuales consistió en forzar desplazamientos humanos en las regiones que se oponían a las colectiviazaciones de la tierra y las industrias.
El rechazo de los ucranianos a Rusia nace precisamente de una gran hambruna y muertes de esa época. No cuesta imaginar el resentimiento a todo lo ruso que quedará en esa democrática nación, más después de los ataques a blancos civiles, la despiadada destrucción de lo que tanto esfuerzo costó levantar.
Que los niveles de miseria en nuestra saqueada tierra vayan en aumento, lo que significa que más y más familias y comunidades estén cayendo en la condición de mendigos, era de esperarse a causa de la corrupción, las ocurrencias y los desmanes del régimen imperante, que todo lo supedita a sus intereses.
La miseria es conducente, además de pasar hambre, a que las futuras madres no cuenten con la debida asistencia para evitar malformaciones en sus hijos, a los cuales se deja de vacunar, de educar, de nutrir. Ya se ha señalado la enorme importancia que tiene para el desarrollo de un niño desayunar antes de ir a la escuela; desayunos hubo y muchas escuelas contaron con ese aporte, pero cada vez es menos frecuente, además de que si no hay para repararlas, para que estén bajo techo, menos habrá para otras cosas.
Contrasta este deslizamiento de grandes sectores de la población a la pobreza y además a la miseria, con los “megaproyectos” del régimen, siendo el más grotesco la construcción de un aeropuerto en La Unión, así como las millonarias compras de bitcoins y el montaje de los cajeros “chivo”, que no ha beneficiado en nada al país y enfrenta el rechazo de la población, como revela la última encuesta de la Universidad Centroamericana (UCA).
El futuro de mucha gente sacrificado en el altar de la megalomanía
El régimen no se ocupa de tomar las providencias para prevenir desastres naturales, como tampoco ha tomado una fuerte postura frente al proyecto canadiense de hacer minería a “cielo abierto” en una zona donde los residuos y especialmente el arsénico inevitablemente contaminarán las aguas del Río Lempa, como señala nuestro columnista Carlos Francisco Imendia.
“Si las agua del Lempa se envenenan”, dice, “nos envenenamos todos, perdemos a El Salvador”.
Es escalofriante pensar en cómo afectará a nuestros niños y jóvenes la miseria que más y más es la realidad de tantos, lo que marcará sus organismos, sus ideas. Esas personas y comunidades crecerán con amargura, tristeza profunda, sabiendo que fueron abandonadas en el altar de los proyectos y desvaríos de un régimen mesiánico…