Lula da Silva, exconvicto por corrupción y electo de nuevo presidente de Brasil, hizo el “obligado” viaje a China para asegurar al dictador Xi Jinping que Brasil anhela estrechar lazos con ese régimen, continuar suministrando materias primas como lo han hecho hasta hoy, que los intercambios se realicen en las monedas de ambos países, que es necesario romper la hegemonía del dólar en el mundo, “etcétera, etcétera, etcétera” como decía el Rey de Siam a Ana, la institutriz que llegó a su país para contribuir a la educación de la estirpe real.
El viaje coincide con el nombramiento de una secuaz de Lula, Dilma Rouseff, como la jefa económica del grupo de naciones BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a lo que se agrega el comentario de Lula condenando las medidas del FMI frente a los perennes despilfarros monetarios argentinos, los creadores del “corralito” que condujo al decomiso de cuentas bancarias personales por uno de los tantos regímenes que ha tenido el país, cuya ruina se remonta a la dictadura de Perón y de su mujer, “Evita”.
Lula en cierta forma actúa como el actual régimen chino, que no tiene reparo en reunirse con toda clase de criminales que llegan de visita como el psicópata Putin y el ayatola iraní…
En Irán se han instalado centros de tortura en todo el país para forzar a la mujer a llevar velos, una de las obsesiones de esas inventadas religiones que se salen completamente del molde formado por su Profeta,
Como hemos ya señalado, que Xi Jinping se reúna con criminales “es una decisión interna del régimen”, pero que la presidenta de la democracia taiwanesa se reúna con un líder democrático estadounidense, de inmediato lleva a que China realice simulacros de guerra frente a Taiwán.
Pero ya se advirtió a China que una invasión a Taiwan causaría un desastre económico mundial, peor a lo que ya se está sufriendo con la agresión rusa a Ucrania, el tiro que le salió por la culata al psicópata Putin, desastre que les afectaría en alto grado.
Como en nuestras comunidades los pobladores conviven en paz
Es obvio que ni Putin ni Xi ni sus parentelas, amigatelas y demás secuaces van a correr riesgo alguno en tal clase de conflagración: los muertos los ponen tanto los jóvenes rusos como será el caso de los jóvenes chinos, la usual “carne de cañón” de las dictaduras.
La gran interrogante de muchos en este mundo es que todos ganarían enormemente si se logra forjar la coexistencia pacífica entre grupos, como acaba de demostrar recientemente el actor y exgobernador de California, Arnold Schwarzenegger, que cogió pala y pico para arreglar una rotura en el pavimento del vecindario donde vive.
De igual manera como en este valle de lágrimas la mayoría de personas se esfuerza para convivir con otros, como sucede en las comunidades del interior de nuestro país, hay mentes criminales, sujetos que resienten el bienestar o la prosperidad o inclusive la belleza o guapencia ajena, son aquellos que “no pueden ver ojos bonitos en cara ajena…”
El primer crimen que registra el Viejo Testamento fue perpetrado por la envidia, “la perra de dientes de hielo” como lo dijo un escritor nuestro.