Frente a déspotas y personajes ligados a entidades internacionales como las Naciones Unidas y el criminal de guerra y asesino serial Putin, el dictador chino Xi Jinping presentó su propuesta para “un nuevo orden internacional” que coartaría la libertad personal, la libre expresión, la protesta ciudadana y, obviamente, la democracia en el mundo.
Como recién ha señalado un catedrático español al referirse a la anulación de la propiedad privada bajo las dictaduras, si una persona (o más bien un súbdito o siervo) quiere quejarse de un atropello sufrido, está inerme ya que los órganos de comunicación son todos propiedad del régimen. Y cuando echa mano de la protesta directa el régimen y muy a la cubana simplemente le quita la libreta de racionamiento, con lo cual lo condena a mendigar para nutrirse él y los suyos.
“El hambre”, le dijo a uno de los Castro un chino comunista hace años, “es el mejor medio para mantener quieta a gente que de por sí sería inquieta en una democracia”.
Todo el tinglado que propone Xi Jinping al mundo es infernal, pues la persona queda prácticamente confinada a un calabozo sin rejas ni paredes pero igualmente de cruel, de nugatorio de la individualidad, de lo que toda persona anhela en lo íntimo de su ser.
Se informa que Xi va a reunirse con el presidente Biden en las próximas horas en San Francisco, California, pero fuera de las amenazas veladas o explícitas del dictador y la defensa de Biden, ni el uno ni el otro van a ceder en lo esencial; Biden, a favor del mundo libre, de Ucrania y contra el terrorismo por una parte, mientras Xi continuará en su intento de derrumbar los esquemas propios de los hombres libres.
Es literalmente la eterna lucha de la barbarie contra la racionalidad, el orden moral y el imperio de la ley.
“Imperio de la ley” es proteger el fuero íntimo de la persona, la unidad de la familia, respetar un legado que la humanidad viene atesorando desde hace milenios y que se fundamenta en el principio de la buena ley, que es dar a cada quien lo suyo y lo más “suyo” que puede alguien tener es disponer de su vida y esforzarse para alcanzar sus aspiraciones.
El artista debe ser libre para crear siguiendo su propia inspiración
El infernal esquema que Xi propone es una “dulce melodía” para los autoritarios de este mundo, para los Maduro, los Ortega, los Lukashenko y los Putin que empuercan nuestro planeta y que la humanidad debe luchar para que caigan.
“La libertad de expresión” siempre se persigue bajo los despotismos, pero por “expresión” no debemos entender únicamente la denuncia, el debate y la crítica sino además la expresión en el arte, la música, la literatura.
El gran artista nacido en los Países Bajos (generalmente conocidos como Holanda), Piet Mondrian, siempre enfatizó que el arte es una “realidad interior” distinta de la realidad física y por lo mismo es libre de cadenas, tendencias, imposiciones, como fue en su momento el “realismo socialista” al igual que las reglas que sin mayor éxito quiso imponer la Iglesia del Medioevo.
Ni Cimabue ni Giotto ni el Greco ni Cezanne ni Picasso se dejaron coartar…