Pues sí, hasta los fenómenos más amenazantes para la humanidad, como las guerras, las epidemias, las pandemias, las olas de calor y de frío, o los empleos y cargos por importantes que sean y las vacaciones, incluyendo nuestra vida desde el primer latido de nuestro corazón hasta el último, es temporal.
El refrán “no hay mal que dure cien años” significa que cualquier mal y la incertidumbre que crea, un día finalizará y como dice otro refrán: “El río volverá a su cauce”…
La Organización Mundial de la Salud, ya declaró que el covid-19, que generó tantos cambios en todos el mundo y terminó con millones de vidas, está controlado, y recomienda, que cada país tome las medidas oportunas según sus peculiaridades.
Durante los meses del encierro las ciudades quedaron vacías, el tráfico terrestres, marítimo y aéreo se paró, el turismos cayo a cero, la tierra tuvo un respiro, los cielos se limpiaron, los animales volvieron a algunas ciudades, en Venecia se vio en fondo del mar y volvieron los delfines, pero fue temporal y los ríos volvieron a su cauce.
La OMS recomienda mantener los buenos hábitos, por ejemplo, lavarse las manos y si se sienten síntomas de alguna enfermedad contagiosa, usar mascarillas, que en las ciudades muy contaminadas, desde antes de la pandemia, las usaban voluntariamente para evitar contagiar a otros. Fue una de las conductas voluntarias, que en los ochenta me llamó la atención, en las calles de Osaka, Nagoya y Tokio y también lo vimos, en algunas ciudades de China por la alta contaminación.
Nuestro país está muy contaminado con todo tipo de bacterias, por la mala costumbre de tirar cualquier tipo de desechos, a cualquier hora y en cualquier parte, pero también, por la falta de prioridad con el manejo de los desecho por los responsables de retirarlos y llevarlos a los rellenos sanitarios. Y así es que están muy contaminados, la campiña, los ríos, lagos, la playas y el mar. A la orilla de las carreteras y también en las ciudades, cada día vemos más carrocerías chatarra, supuestamente, como repuestos, que son nidos de insectos y roedores para la vecindad.
Hay fenómenos que nos afectan a todos y no podemos controlarlos como la contaminación por arena del desierto y seguimos con ola de calor, que también serán temporales.
La temporalidad es para todo. El tiempo de los combustibles como el diésel, la gasolina y el búnker está por terminar. Lo mismo que sucedió con el carbón y la energía nuclear. Aquí, aunque pocos comparado con EE.UU., Europa y Japón, ya circulan vehículos híbridos y seguirá la ola de “los eléctricos”, en bicicletas, patinetas y carros, y más adelante, los vehículos con motores de hidrogeno y plasma. China ya presentó un prototipo del motor de plasma.
La expectativa, con la lección aprendida del plástico, la basura en la tierra, los océanos, el calentamiento global y cambio climático, es que los científicos y las industrias estén pensando como funcionarán las 3Rs en los próximos 30 años, con los millones de baterías y los millones de metros cuadrados de paneles solares, cuya vida útil haya terminado. En España ya hay cementerios con los miles de aspas de los generadores eólicos fabricadas de compuestos de fibra de vidrio y carbono, que después de 25 años, finalizó su vida útil y no saben qué hacer con ellas, si enterrarlas que sería contaminar el subsuelo o triturarlas para refuerzo de hormigón, que resulta muy caro…
Un reto para las Startups tecnologías y las universidades es la investigación sobre la reutilización de los nuevos materiales, ojalá con patente salvadoreña. Y en lo profesional si es director o tiene un alto cargo, no olvide que también es temporal.
Pedro Roque / pedroroque.net
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