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La violencia invisible de la endometriosis

Me pregunto ¿cómo es posible que se desconozca tanto sobre una enfermedad tan grave? Y la conclusión sigue siendo la misma: es una enfermedad que solo afecta a las mujeres. Parece que no hemos sido de alta importancia en el sistema de salud. Es como que nuestras enfermedades fueran menos importantes, relegadas para “después”.

Por Gabriela Chorro |

El lunes 27 de noviembre fue publicada una nota sobre la falta de registro de mujeres con endometriosis a nivel nacional. Yo soy una mujer con endometriosis. Y la noticia me provocó sentimientos encontrados. Mientras me alegra que los medios de comunicación estén retomando e investigando más el tema, me entristece que el Ministerio de Salud aún no le esté brindando la importancia necesaria a una enfermedad crónica que afecta al menos al 10% de las mujeres.

Honestamente no puedo entender cómo es posible que exista tanto desconocimiento sobre una enfermedad crónica de dolor y de inflamación. La endometriosis afecta la calidad de vida de una mujer. Un día puedes tener el día más tranquilo, pero al siguiente día se te pueden juntar todos los síntomas y no ser capaz de levantarte de tu cama. La endometriosis te causa dolor de vientre, dolor de piernas, dolor de espalda, dolor de abdomen, migrañas, náuseas, dolor de espalda, inflamación, agotamiento, desmayos, entre otros síntomas. Y no, no estamos hablando de síntomas solo durante “esa semana”. La endometriosis sí es una enfermedad ligada con el útero, pero no es una enfermedad exclusivamente menstrual. El tejido del endometrio puede expandirse tanto que es posible que la encuentren en otros órganos como la vejiga, el intestino, los pulmones y hasta en el cerebro. Y no, definitivamente no hay una cura.

Y nuevamente me pregunto ¿cómo es posible que se desconozca tanto sobre una enfermedad tan grave? Y la conclusión sigue siendo la misma: es una enfermedad que solo afecta a las mujeres. Parece que no hemos sido de alta importancia en el sistema de salud. Es como que nuestras enfermedades fueran menos importantes, relegadas para “después”. Por años nos tildaron de locas, histéricas, lloronas, débiles, dramáticas y demás por quejarnos del dolor que nos produce a muchas la menstruación. Y eso nos llevó a no querer hablar sobre menstruación. Todo porque estaba mal visto, porque “es una plática incómoda”. ¿Es incómoda para todas las mujeres que pasamos por lo mismo? ¿O incómoda para los hombres que no quieren saber sobre un proceso natural del cuerpo humano?

La academia y la ciencia por años sostuvo que es normal que la menstruación duela, que es una leve molestia que debemos soportar, que la vida sigue. Pero no. Si nos hubieran puesto atención se hubieran dado cuenta que no es normal. LA MENSTRUACIÓN NO DEBE DOLER.

Los dolores fuertes, aquellos que sobrepasan un cólico de un día, no son dolores normales. Si nos hubieran escuchado en las consultas médicas, en vez de mandarnos solo con analgésicos a casa, tal vez se hubieran dado cuenta que existen tantos síntomas alrededor que no pueden considerarse como “un cólico normal”.

La violencia contra las mujeres puede llegar al extremo de quitarle la vida a una mujer por ser mujer. El feminicidio es lo peor que le pasa a las mujeres y niñas. Pero hay otras expresiones de violencia que no nos matan, pero sí nos roban calidad de vida. Entre las miles de formas, existe la violencia obstétrica, simbólica y violencia académica. Y esos tres tipos de violencia seguramente las vivimos todas las mujeres que padecemos de endometriosis.

El sistema de salud nos ha fallado a las mujeres al negar la gravedad de la endometriosis. ¿Por qué no existe el diagnóstico temprano? ¿Por qué no existe un método menos invasivo para diagnosticarnos? ¿Por qué nos recetan anticonceptivos como única solución? ¿Saben a cuántas mujeres nos han dicho que el dolor es normal? ¿Saben cuántos efectos secundarios tienen las pastillas hormonales para “controlar” la endometriosis? ¿Saben el efecto que tiene en la salud mental de una mujer? ¿Saben cómo afecta nuestra calidad de vida?

Me parece una total y absoluta irresponsabilidad que sigan diciendo que no es necesario un registro de mujeres con endometriosis. Aparentemente solo son importantes las enfermedades si son transmisibles. Entiendo que el Ministerio de Salud solo tiene la obligación de informar sobre enfermedades transmisibles, y la endometriosis no es transmisible. ¿Será que si la endometriosis fuera una enfermedad de transmisión sexual sí le pusieran importancia? Digo, tal vez si se vieran afectados los hombres ahí existiera urgencia de registrar a las personas que la padecen.

La falta de registro de mujeres con endometriosis por parte del Ministerio de Salud refleja la negligencia hacia una enfermedad que afecta únicamente a mujeres. Este desinterés se traduce en la ausencia de tratamientos reales y diagnósticos tempranos. Las mujeres representamos el 53% de la población. Y la endometriosis afecta a nivel mundial al 10% de las mujeres. Estos son los datos que se saben, pero seguramente somos más porque la mayoría de mujeres que hemos sido diagnosticadas hemos recibido un diagnóstico entre 8 y 10 años desde nuestros primeros síntomas. Es hora de reconocer, y abordar, la gravedad y la violencia que sufrimos las mujeres con endometriosis.

Comunicadora.

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