La gota fría es la que sintió la dictadura de Bukele cuando estalló el escándalo de los jóvenes que fueron capturados de manera ilegal por el régimen de excepción en El Salvador. Al igual que “Moralito” el famoso personaje del vallenato cantado por Carlos Vives, a Nayib el tiro le salió mal…
Moralito, Moralito se creía
Que él a mí, que él a mí
Me iba a ganar
Y cuando me oyó tocar
Le cayó la gota fría
Y cuando me oyó tocar
Le cayó la gota fría
Al cabo él la compartía
El tiro le salió mal
Al cabo él la compartía
El tiro le salió mal
Todo pintaba que la denuncia de un canal de televisión de Colombia sobre jóvenes de ese país capturados por el régimen de El Salvador iba a pasar inadvertida, pero no fue así…
… Los parceros estaban deslumbrados por historias que habían escuchado, como las de Alicia en el País de las Maravillas; pero se encontraron una historia muy diferente, la de Alí Babá y los Cuarenta Ladrones.
Ellos, los jóvenes de Colombia, en verdad creían en mentiras como la de un tren bala que atravesaba la costa pacífica del Pulgarcito de América, pensaban que desde nuestro territorio se lanzaban satélites espaciales que conquistaban el universo, que los salvadoreños se habían hechos millonarios con la llegada del bitcoin y que existía una ciudad única en el “mundo mundial”, como las mismísima “bitcoin city”. Ellos, como otros ilusos, habían escuchado de un presidente cool, un “mesías” que era re-querido por varias naciones, para aliviar sus problemas, pero les cayó la gota fría. Todo era una gran mentira.
Cuando despertaron del sueño se dieron cuenta de la triste realidad: habían sido capturados por un régimen represivo y criminal que no respeta los derechos de sus propios ciudadanos y mucho menos de extranjeros. De un régimen que secuestra, tortura, asesina y entierra a sus inocentes en fosas comunes. Se dieron cuenta de que la realidad no era como la pintaban en Youtube o Tiktok. Se dieron cuenta de esa desgraciada realidad, que vive la gente más pobre e indefensa de nuestro país diariamente.
En verdad, la experiencia en nuestro país para los colombianos no fue muy “berraca”: fueron acusados de pandilleros, de la misma manera que se hace con todos los demás: sin pruebas, sin investigación y sin derecho a defenderse legalmente, es decir, sin derechos ciudadanos y sin derechos humanos; fueron secuestrados, obligados a mentir y cuando la dictadura se vio acorralada, como “Moralito”, les ofrecieron el cielo y la tierra para que no contaran la verdad.
En carne propia los jóvenes extranjeros se dieron cuenta de que las advertencias de viajes que hacen países como Estados Unidos y Canadá a sus ciudadanos no son en vano. Viajar a El Salvador es peligroso y le puede costar la vida o la libertad a cualquier visitante extranjero, mala suerte que han vivido también guatemaltecos, mexicanos, hondureños y quién sabe cuántos otros tantos visitantes, de cualquier latitud.
Sabemos que lo que vivieron en este país fue una gran pesadilla; por eso, en nombre del pueblo de El Salvador, pedimos perdón al pueblo de Colombia, por esta cruel dictadura que los ha difamado, encarcelado y torturado. Pero si de algo les sirve de alivio, sepan que, en este país de valientes, hay un hombres y mujeres patriotas que luchan dentro y fuera de sus fronteras, de día y de noche, para derrotar la tiranía.
Gracias a Dios, a su familia, medios de comunicación y a todos los que denunciaron en las redes su captura, pudieron quedar libres, algo que aún no sucede con la mayoría de nuestros ciudadanos inocentes. Gracias a Dios que ahora están sanos y salvos.
Y así, al ritmo del popular vallenato de la “gota fría”, los jóvenes colombianos han comenzado a “cantar” todo lo que les sucedió en las tierras de Cuscatlán, y desde la seguridad de su patria, a Nayib le rapean:
“Morales mienta mi mamá
Solamente pa’ ofender
Morales mienta mi mamá
Solamente pa’ ofender
Para que él también se ofenda
Ahora le miento la de él
Para que él también se ofenda
Ahora le miento la de él”
Exdiplomático salvadoreño.