Encadenado de pies y manos, con chaleco antibalas, capturado por la policía, fue la imagen que dio la vuelta al mundo del expresidente de Honduras el martes 15 de febrero, esto como parte del proceso de extradición hacia Estados Unidos que lo solicita por delitos de narcotráfico.
Su hermano menor, el exdiputado Antonio “Tony” Hernández, fue capturado por crímenes relacionados al narcotráfico, fue hallado culpable y condenado a cadena perpetua en una corte en Nueva York en marzo de 2021 por traficar toneladas de cocaína desde Honduras a Estados Unidos.
Durante ese juicio quedó en evidencia cómo los grupos de narcotráfico han infiltrado el poder en Honduras, desde el Órgano Judicial, pasando por la policía y ejército hasta llegar al Poder Ejecutivo. Los fiscales del caso acusaron directamente a Juan Orlando Hernández de facilitar el uso de personal de las fuerzas armadas hondureñas como seguridad para los narcotraficantes.
Otro caso que agilizó el proceso contra Hernández fue el de Geovanny Fuentes Ramírez, juzgado en Nueva York y hallado culpable a principios de febrero de este año. En ese proceso señalaron que uno de los socios de Fuentes era Juan Orlando Hernández, señalando incluso que lo había escuchado que quería meter drogas en las narices de los gringos.
Al expresidente de Honduras y al actual presidente de El Salvador los unen varias cosas además de querer perpetuarse en el poder por medio de la reelección, una red muy fina, la que tiene que ver con el petróleo venezolano llegado por medio de Alba Petróleos, Erick Vega, un empresario de bajo perfil es ese nexo y un hombre importante en el gobierno de Bukele, es su asesor en comercio exterior y uno de sus amigos más cercanos.
Erick Vega es clave en la expansión en Centroamérica de empresas sostenidas con dinero procedente de la petrolera estatal venezolana, investigada en El Salvador, Venezuela y Estados Unidos por posible lavado de mil millones de dólares. Fundó empresas relacionadas con Alba Petróleos, en Honduras, de la mano con un empresario vinculado a Amílcar Hernández, hermano del ex presidente hondureño. En esta expansión también están involucrados agentes de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.
Vega era uno de los principales operadores de Alba Petróleos, su nombre aparece en varios de los documentos que la Fiscalía salvadoreña incautó en 2019 cuando allanó empresas relacionadas con la corporación. En ellos consta que fue vicepresidente de Alba Alimentos, una de las principales fachadas del consorcio; en 2016 y 2017, también aparece en las directivas de Precocidos de El Salvador, la aerolínea VECA y APES INC, una off shore de ALBAPES en Panamá.
En 2013, el presidente Bukele, cuando era alcalde de Nuevo Cuscatlán, recibió 1.9 millones de dólares como préstamos personales de compañías vinculadas a ALBAPES. El entorno de Bukele, incluidas personas que luego ocuparían puestos clave en su gabinete, también recibieron dinero a través de compañía de las que Vega fue socio.
El proceso contra Hernández continúa. La Corte Suprema de Honduras debe decidir si procede o no la extradición. Es de señalar que varios de los magistrados fueron puestos por él y que podría mover los hilos para evitar la extradición, amparándose también en la inmunidad que tiene por ser diputado del PARLACEN; sin embargo, esta inmunidad también puede ser suprimida si Honduras así lo solicita. Mientras tanto, a su vecino. a medio mandato no le queda más que poner las barbas en remojo.
Abogada y defensora de los derechos humanos.