Estamos a horas de celebrar una de las fechas más importantes de la fe cristiana. Lamentablemente lo que debe ser un momento de profunda introspección quedó en el pasado, el consumismo ganó a la comunión. No tendría por qué ser Navidad la época en que nos volvemos “mejores personas”.
Suena cursi lo antes mencionado, es día a día que nos alimentamos la fe, el amor al prójimo y entender que, se puede volver a nacer.
La vida es efímera, somos sombras y quizá muchos nos convertimos en sepulcros blanqueados que mientras preparamos un festín, nuestro pais se desmorona de poco en poco.
Debemos volver a nacer a cada segundo, a cada minuto y ver hacia atrás para dejar el lastre de lo que ayer fuimos. No es la cena navideña ni ir a misa lo que puede cambiar el curso de nuestras vidas sino en buscar día a día al Jesús de carne y hueso; hasta en eso Dios fue tan especial. No esperemos ni voces retumbantes ni luces cegadoras, no. Al Jesús que me refiero es fácil de encontrar. Es el vigilante de mi pasaje, el hombre atrapado en un tráfico de locura y que suplica que le demos el paso; es el paciente quien con el dolor propio de una grave dolencia aún tiene una sonrisa; es la vendedora que nos despacha; es al pensionado que se le engaña con un futuro prometedor…
Y ahí tenemos la gran oportunidad de nacer en Cristo y de volver a nacer porque no sabemos si la muerte nos espera; ese dúo es lo normal, ahora, volver a nacer es entender que mudamos de piel, es el hombre nuevo cargado de fe que deja sus viejos hábitos y entiende que no hay mañana, solo es el presente que se nos regala y de cada uno de nosotros depende seguir dando palos como ciegos o poner la mira donde se necesita.
Nadie repara que cuando cenamos o estamos en familia. Es el momento que Dios ama, es cuando tenemos el privilegio de servirnos una comida caliente y de comprender que tenemos la oportunidad de ser otros y de ser unas nuevas personas solo depende de nosotros.
Si cada día, por sencilla que sea la obra que emprendemos, logramos picar la piedra, en un año ¿cuánto habremos hecho? ¡Muchísimo! Volver a nacer parece fácil, y quizá lo sea, y como una sociedad francamente dividida es un imperativo volver a nacer como tal, un país pequeño donde poco importa el otro.
Seamos solidarios, que el volver a nacer sea un lema, todos lo necesitamos, todos; y tenemos en nuestras manos la gran oportunidad de cambiar el rumbo de nuestras vidas pero más importante es cambiar el rumbo de la vida de los demás.
En horas volveremos a vivir la Natividad, mientras, quizá sea la época de un desborde y consumo sin medida, pobres y ricos dándole rienda a un momento, apenas un momento donde poco importa el mañana, menos el pasado; lo único que interesa es una cena o un banquete; cambiemos esos excesos de comidas por excesos de amor, de compasión, de ser solidarios y por un momento, seamos un Jesús encarnado en nuestra vida que nos da la oportunidad de ser y no tener.
Somos uno de los países más religiosos del mundo; sin embargo, tan diminuta fe no es capaz de permitirnos siquiera pensar en los encarcelados, los desaparecidos y sus familias, los migrantes.. ¿Cómo están? ¿Tienen comida? ¿Tienen fe? Poco nos importa. Somos seres sencillos que mientras a mí no me pase tal o cual cosa, poco me importa el dolor ajeno.
Volver a nacer, no solo debe ser en estas fechas sino cada día. Tratemos de imitar a Cristo, duro trabajo para una sociedad violenta como pocas; hagamos de estas fiestas lo que a Dios agrada, no lo que nos satisface como personas vacías en que el ego, poder y más turban la mente; es tiempo de dar, nadie quiere ser pobre y menos aguantar hambre; y, sin embargo, el país y su población apenas tiene que comer; toneladas de comida que se botan, licores en excesos, aguinaldos empeñados; qué mejor que empeñar nuestra alma a Dios en el servicio al hermano; si somos incapaces de compartir, no nos llamemos ni profanemos templos con nuestra presencia; tenemos la oportunidad de cambiar, de mudar de piel, que la piel que nos cobije y nos proteja sea el amor a Cristo disfrazado del enfermo, del niño, del anciano. Que nada ni nadie, ni tendencias ni modas nos quiten el cálido ¡¡¡ Feliz Navidad !!!! por el un felices fiestas pues la Navidad es la mejor época de volver a nacer en la fe.
Médico.