Soy muy crítica del actual gobierno, pero cuando considero que hay algo bien hecho, lo reconozco. Lo hice cuando recibí atención por el coronavirus durante la pandemia.
Hoy reconozco la maravillosa labor que realiza el mega-super-astro-ministerio de propaganda que sirve al actual régimen. Su labor es excelente, eficiente, eficaz y oportuna; sus estrategias, diseñadas al milímetro, para cada segundo. Y los resultados, notorios.
Un ejemplo: cómo con previsión y vista larga, buscaron y encontraron qué debían hacer en el momento crítico en que se concretara la más bochornosa y descarada violación a nuestra pobre Constitución, ahora convertida en despojos. Sabían que, al momento en que eso sucediera, en que la “candidatura” del actual gobernante fuera oficializada por cuatro cobardes magistrados del TSE, la opinión pública se oiría estruendosamente.
¿Entonces? Pues provocar un estruendo aún mayor, que silenciara las inconstitucionalidades y la grave crisis económica.
Así, idearon que todo el alboroto que causaría el desarrollo del concurso de Miss Universo en El Salvador, opacaría las voces valientes que se atrevieran a la denuncia, a hablar con la verdad. Posiblemente también programaron la fecha ideal para un nuevo nacimiento en la familia presidencial. Y no, no es burla, ni mucho menos faltar el respeto ante un hecho tan feliz y gratificante como el nacimiento de una bebé. Es que profesionales como los que están en el mega-super-astro-ministerio, así trabajan. No sólo aquí, sino en cualquier parte del mundo. Son mercenarios al servicio de lo conveniente para el contratante, sea bueno, malo, verdad o mentira. Lo importante, es el efecto que se logre.
Y, aparentemente, el efecto actual es mezclado. La masa, muy feliz con tener el inmenso honor de retratarse con las Misses. Las Misses, muy prudentes todavía, no han emitido opiniones adversas, pero quién sabe cuando regresen a sus respectivos países y cuenten algunas de las muy desagradables experiencias que han vivido, debido a la absoluta falta de cultura de muchos de los que han alternado con ellas.
En cuanto a las supuestas “mejoras”, “inversiones” y “ganancias” que nuestro país obtendrá en retribución al desconocido pero astronómico gasto que esto representa, está por verse. Una querida amiga que ha tenido que trabajar en estas semanas en el centro de San Salvador, cuenta que movieron a todos los vendedores del centro a la Calle Arce, a la altura de la 7a Avenida Norte. Esa parte está sucia y desordenada; la Calle Rubén Darío, no está señalizada y las cajas que han dejado, donde metieron los cables, no están a ras del pavimento, haciendo muy complicado el transitar por ella. Y los vecinos de la 6ª.10ª. Calle Poniente se han visto imposibilitados de usarla, dado que los trabajos en el Gimnasio Nacional se prolongaron todavía durante esta semana. Es decir: anuncios de grandes obras que apenas son simulacros “para mientras”.
Para colmo, noticias internacionales (www.elnuevodia.com) informan que el 09/11/2023, la compañía tailandesa JNK Global, dueña de la franquicia del concurso, se declaró en quiebra. Ojalá sea un chambre, porque de ser cierto, ¿qué otros inmensos gastos deberá erogar nuestro dilapidado país?
Estamos en un mundo raro: un concurso de belleza femenina donde participan Misses, Missis (Mrs.) y Misters. En un país donde la Constitución debe supeditarse a la popularidad. Entonces, para “hacer juego”, el título de nueva Miss Universo debe otorgársele a Yajaira.
Empresaria.