Sin duda que la medicina actual presenta un reto para quienes la practicamos y para quienes se están preparando o pretenden prepararse para ejercer esta ciencia y arte a la vez.
El estudio y la investigación es requerido no solo en la etapa de preparación, de pre o de post grado, sino también a lo largo de toda la vida del profesional en medicina y por qué no decirlo, de todas las carreras enfocadas en el cuidado de la salud humana.
En materia de preparación médica existen un número significativamente grande de recursos que actualmente se encuentran a disposición de las personas que se dedican a esta rama del conocimiento; desde los queridos libros y revistas en papel, de los cuales hay tantos y tan variados que se pueden llenar edificios enteros con las últimas publicaciones, hasta recursos tecnológicos que permiten vivir la experiencia del aprendizaje desde una óptica casi lúdica, respondiendo a las características de enseñanza y aprendizaje de las nuevas generaciones de estudiantes. Y no olvidemos que estamos parados a las puertas de un ofrecimiento de grandes cambios en materia de aprendizaje, aportados por la tecnología en uno de sus avances más grandes hasta ahora, como lo es la creación del metaverso, donde según uno de sus desarrolladores, Mark Zuckerberg, dentro de 5 a 10 años se contará con una plataforma completamente desarrollada (seguramente más de una), donde, entre otras cosas, podrán aquellas personas que estudien medicina en pre grado o quienes ya graduados decidan estudiar alguna de las ramas quirúrgicas, practicar cirugías de todo tipo en la realidad virtual, como si lo estuvieran haciendo en vivo, pero sin un paciente de carne y hueso.
Pero claro, no todo es color de rosa en este nuevo mundo médico, con más recursos y más conocimiento, porque como en toda actividad del ser humano es imprescindible que se aplique al conocimiento recibido y a su implementación, un criterio analítico, que se abra la mente a las enseñanzas sin prejuicios, pero con espíritu crítico. No todo lo que brilla es oro, ni el maestro es poseedor de la verdad total, ni existe una tan sola institución que esté libre de cometer errores o de tener sus propios intereses, por muy internacional que sea.
El educando siempre debe cuestionarse aquello que le es enseñado, no conformarse con ser una esponja que absorbe sin filtro todo lo que se le brinda cobijado bajo la fachada de ciencia; no importa la reputación del profesional que lo diga, ni de la institución que lo respalde, lo que importa es pasarlo siempre por el filtro de la duda y examinarlo a la luz de todo el conocimiento que se tenga disponible.
Quiero poner un ejemplo con el cual por mi especialidad me encuentro familiarizado, para exponer más claramente el punto en comento: Actualmente se plantea por parte de organismos internacionales muy reputados un conflicto en el mundo de la salud pública y la nutrición, sobre todo en América Latina, donde se está postulando la premisa mayor que en el continente americano se está viviendo una epidemia de sobre peso y obesidad, lo cual es cierto sin duda alguna; luego se propone una especie de premisa menor en la cual se plantea que la razón de dicha epidemia es por el consumo de productos pre envasados, no por los que se venden directamente o los que se envasan enfrente del consumidor, sino aparentemente solo por los primeros; entonces finalmente llega una suerte de conclusión que si se satanizan los productos pre envasados, marcándolos con sellos negros en las viñetas, donde se resalte su contenido de sal, azúcar o grasas, eso advertirá del peligro a los potenciales consumidores, quienes dejaran de consumirlos.
Lo anterior constituye de acuerdo con las enseñanzas del siempre actual Carl Sagan, verdaderas falacias: La de “falsa dicotomía”, donde se consideran solo dos extremos en un continuo de posibilidades intermedias y la falacia del “argumento de autoridad”, apelando al prestigio de las instituciones que lo proponen. Olvidándose (espero que por descuido) que las personas se rigen dentro de un contexto socio cultural y educativo, que no se modifica con simples rótulos o señales.
Ante este tipo de fallas científicas y de otras muchas más, los médicos siempre debemos recibir toda información pensando que “mientras no esté escrito por el dedo de Dios”, hay que ser críticos y someter todo a escrutinio, porque ese es el tipo de profesional de la medicina que se merecen nuestros pacientes.
Médico, Nutriólogo y Abogado