El joven Eduardo Fabricio Sol fue asesinado por un miembro de la soldadesca del régimen al tratar de interceder por un vigilante cuando era agredido, pues estos individuos a la menor provocación o sin que se presente piensan que pueden asesinar impunemente o capturar a cualquier persona “porque les dio la gana hacerlo” por su aspecto o para llenar una macabra cuota de capturas.
La soldadesca trató de silenciar el hecho para que no trascendiera, pero no pudo ante la publicación de la foto y la denuncia de la desgarrada madre con el retrato de su hijo asesinado. Por su parte, el acusado llegó al extremo de pedirle al tribunal que “lo dejara en libertad”, pues por las señales esos individuos y como en la serie de películas de James Bond, “quien está al servicio de su majestad” tenían licencia para matar, pero no matar a personas inocentes, a buenos ciudadanos o inclusive pícaros, sino únicamente a los verdaderamente malos.
Pero en nuestro suelo donde más y más y como lo señalo muy recientemente el cardenal Rosa Chávez, el ambiente de terror es cada vez mayor y los casos de personas inocentes, de agricultores que apresan sin motivo, de la pobre joven que fue a comprar a la tienda que está muy cerca de su casa y se la llevaron detenida…
Nuestra colaboradora, la abogada Fátima Ortiz, al escribir sobre el día dedicado a denunciar la violencia contra la mujer, el 26 de noviembre, dice que los abusos, violaciones, manoseos, amenazas y otros graves incidentes de la soldadesca contra la mujer ha ido en incremento, sin que quienes manejan estos cuerpos “muevan un dedo” para evitarlo ni menos para castigar o destituir a los responsables.
Como señala la abogada Ortiz, la gente en cualquier país que se rige por leyes, por la sensatez y un sentido de respeto hacia otros, recibe un trato civilizado de parte de las autoridades, cuya misión es proteger a la ciudadanía, cuidar a la sociedad aunque fallas siempre pueden darse pues no solo en nuestro país cavernícolas llevan uniforme de autoridad, pero muy “autoridad” pueden ser pero al cometer una falta grave sus superiores los investigan, revisan grabaciones, antecedentes bajo los directores y jueces que participan en las pesquisas.
En Francia, Japón, Corea del Sur, policías y vigilantes se ven como las personas “que nos cuidan, nos protegen de los malos”, no como el individuo que puede capturar o matar porque así lo mueven sus infernales instintos.
Nadie sabe el final del asunto aunque algunos sí lo imaginan
¿A qué clase de infierno están llevando a la gente en este país?
A los atropellos, el “régimen de excepción” que es ahora el régimen de lo “usual”, se suma al muy doloroso hecho de que la mitad de la población ha caído en la pobreza, que cada día cada familia tiene que ver cómo logra comer, a lo que se agrega que los servicios asistenciales cada vez son más pobres, la juventud viene sufriendo golpe tras golpe tanto por lo sucedido al INSAFORP como al despojo de 60 millones de dólares a la educación y que no cuesta imaginarlo dónde han ido a parar a pesar de que arguyen que los van a usar en construcciones…