Los que desaparecieron rumbo a la Tierra intentaban volver a sí mismos, tornando al distante planeta perdido en el vacío de la nada. Quienes quedamos en “Akala”, no sabíamos el porqué de nuestra decisión. Borrándonos –quizá— de lo que un día fuimos en aquella una inmolada civilización que perdió su Olimpo por sus propias manos. Brotaron nuestras lágrimas, mirando en el firmamento profundo el “yotish” o “resplandor divino” que concebía la remota civilización sánscrita. La misma que también había desaparecido en la mirada del tiempo, con su breve y esplendorosa eternidad. “Digamos adiós al pasado –dijo La Salle. En cierta forma también nosotros hemos desaparecido como seres humanos. No sabemos –en verdad—quiénes seremos en lo que antes llamábamos futuro o porvenir –si es que logramos sobrevivir y reescribir la historia humana en este apartado lugar del cosmos”. Empezamos a levantar la base espacial como nuestro primer hogar. Tesio Morano recordó unos versos lejanos que arrastró el viento solar: “Si es que no encuentras la alegría en esta tierra, búscala hermano más allá de las estrellas”. (XIV) <“Éxodo del Sapiens Estelar al Universo” C.Balaguer-Amazon)>