Algunos viajeros estelares -varados en aquel remoto y desconocido planeta- aún abrigaban esperanzas de volver a su devastado planeta Tierra. El generador nuclear de “materia negra” aún estaba en condiciones de producir la energía necesaria. Pero las alas de nuestro navío espacial “Ícaro” estaba heridas -como las del lejano héroe de la mitología- y las posibilidades de regresar eran inciertas. Al final aceptamos esa contundente realidad. Era, pues, el momento de reiniciar la historia de nuestra especie en los confines siderales. Como nuestros ancestros de la evolución -con nuestro primitivo conocimiento- en una similar edad neolítica. La expedición entró en oración al dios desconocido de su propia creación cósmica. Repartieron alimentos transgénicos de autogeneración. Yo continuaba inmóvil, observando la infinita noche estelar. Llevábamos el credo de antiguas civilizaciones terrestres que habrían de incinerarse junto a nuestro pasado. “Hemos muerto en la travesía –dijo La Salle. Empecemos a renacer”. Y -como sombras fantasmas- los colonizadores estelares nos abrazamos largamente en la vasta soledad. (VIII) <“Éxodo del Sapiens Estelar al Universo” C.Balaguer-Amazon)>
Pioneros fantasmas del espacio
Por Carlos Balaguer | Mar 01, 2022 - 19:40