Cuando se firmaron los acuerdos de paz hace 30 años, el desaparecer a los cuerpos de seguridad fue una prioridad, así la naciente Policía Nacional Civil vio la vida pública, comenzando por la Academia Nacional de Seguridad Pública, la famosa Símbolo de Paz.
En mi libro “El baile de la Quinceañera” narro coloquialmente, la forma en que la policía tomó forma no olvidando indicar que las estructuras se iniciaron por acuerdo de las partes beligerantes, con cuotas del 20% para la fuerza armada, el 20% para la guerrilla y el 60 % para la parte civil, situación que se admitiría en dos promociones únicas que serían controladas por las naciones unidas, como contraloría para que las nacientes instituciones pudieran llegar a alcanzar el estatus de garante de la seguridad interna del país. Esas cuotas de poder que se otorgaron fueron, sin lugar a dudas, necesarias para la mejor consecución del objetivo de la institución policial, pero como toda personalidad jurídica del Pulgarcito de América, los aprovechamientos o momentums se dieron, así como las invocaciones de las “necesidades patrióticas” mismas que con un poco de pensamiento se hubiesen solventado.
Uno de los errores más graves que puedo identificar es que cuando cada director de policía se hizo cargo del puesto, debió obtener el beneplácito del señor Presidente de la República, para lo cual es lo mismo alrededor del mundo, siendo que los 15 años entre 1994 al 2009 fueron direcciones PNC con afinidad político de derecha, ya que al haber comenzado con el director Meneses, vimos que los ex militares eran puestos por presidentes de derecha. En el cambio de ideología, es decir en el 2009, llega el primer comandante policial de izquierda con el director Ascencio y así con Cotto, rompiéndose la clara tendencia con el actual señor director, debido a que el actual señor Presidente no tiene línea de derecha o de izquierda y el señor director es un ex militar con carrera liberal.
Otro aspecto que hay que resaltar es que la oficialía que comenzó en el nivel superior, es decir, como subcomisionados allá por 1994, ya tienen el grado de comisionados y solamente han tenido 2 grados en más de 25 años, porque el último grado superior no se les ha concedido, por lo que el cuadro de mando ha pasado de ser de una pirámide a una meseta o un pastel de un piso, en donde los puestos están siendo repasados por los mismos mandos una y otra vez, debiéndonos preguntar ¿no es oportuno darles un respiro para que los de abajo restablezcan la cadena de mando piramidal?
Los altos mandos políticos o puestos por los políticos no se pueden evitar, así es en el mundo entero, pero se debe reestablecer la filosofía de cuerpo, la doctrina de la institución, el honor y el amor a la Patria, permitiendo que la formación vuelva a ser la base de la institución policial.
Tienen suficiente experiencia para retomar la seguridad, digan no a las filosofías extrañas. El Salvador es la mejor inversión.
Abogado.