En septiembre, los salvadoreños celebramos uno de los acontecimientos más trascendentales y es la Independencia de Centroamérica.
El 15 de septiembre desde 1821 Centroamérica se emancipó y formó una confederación de naciones: Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador, que emprendió así la búsqueda continua de un entorno de respeto y democracia social para la mejora de la población y la sostenibilidad para las futuras generaciones.
Septiembre siempre se ha caracterizado por el folclor de sus desfiles, símbolos patrios que salen a relucir ante la fecha conmemorativa, que con alegría y gozo muchos/as salvadoreños/as resaltan a través de diversas actividades cívicas a nivel nacional y en diversos espacios sociales, a pesar de los desafíos que hemos venido acarreando por causa de la pandemia y otros factores económicos, políticos y sociales en general, que como población y seres humanos nos abaten en nuestro quehacer cotidiano.
Sin embargo, se vuelve menester que los/as personas que nos establecemos en El Salvador nos mantengamos activos como población y si en realidad somos patriotas, aprovechemos ese espíritu patrio para también poder manifestarnos de manera educada y congruente, proponiendo y sugiriendo la implementación de nuevas maneras de vigorizar y hacer un entorno palpable y de beneficio para la democracia en El Salvador. Expresarse y ayudar en la manera de nuestras posibilidades en los temas como desigualdades económicas y políticas, irrespeto a derechos inherentes del ser humano, tratamiento a sectores sociales marginados y en general, aportes en el abordaje de los desafíos que presenta la ejecución de objetivos para un desarrollo sostenible a lo largo del tiempo.
Ser vigilantes y garantes de las buenas acciones y señalar las malas decisiones de nuestros dirigentes mundiales es parte del esfuerzo que debe irse dando bajo un enfoque constructivista y racional, sin perjuicios ni intereses parcializados, bajo un respeto al ser humano y su entorno. Transparencia, rendición de cuentas, gobernanza receptiva e inclusiva deben ser algunos de los indicadores que deben monitorearse constantemente como parte de una democracia sana, progresiva y positiva para una nación. Mecanismos sólidos y robustos en el control, una sociedad civil que sea dinámica y participativa, el intercambio de ideas y opiniones con fines de sumar y no restar a los desafíos que como país enfrentamos constantemente, son ingredientes que dejan rasgos distintivos para la búsqueda de una justicia social equitativa.
Más allá de los desafíos que como país tengamos, los esfuerzos en el fomento e inclusión de la democracia deben persistir y no llevarnos a caer en retrocesos que se conviertan en una tendencia negativa para nuestro entorno social y para quienes estamos dentro de este. La responsabilidad como seres humanos y bajo el espíritu patriota, nos demanda a ser una sociedad activa que se manifieste de manera racional, congruente y consciente de la realidad que se pueda estar viviendo, para demandar la búsqueda de respuestas concretas y soluciones que puedan percibirse.
Por ello, esta fecha conmemorativa debe encender esa brecha de patriotismo y amor a nuestra Patria querida que nos ha visto nacer y nos acoge en un territorio que siempre ha visto como muchos/as tratamos de mantener esa luz de esperanza para la prosperidad como país, que tanto necesitamos, quedando únicamente en nuestra responsabilidad poder mantenernos en un camino prospero para el bien de la Nación.
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador.