Acajutla fue uno de los puntos geográficos más importantes durante el Siglo XVI y es parte del itinerario de conquista del Adelantado Pedro de Alvarado hace casi 500 años, que desventurado en la famosa batalla de Atcaxual fue herido de un flechazo en su fémur por un ávido arquero pipil (Sol del Agua) y que lo puso en peligro de muerte por lo que tuvo que ser evacuado a zonas altas.
Acajutla fue un puerto (De la Mar del Sur) importante en la época colonial. Muchos soñaban -incluso Alvarado- partir de ahí hasta las Islas Molucas o de las Especierías, e inaugurar una ruta comercial que vendría a beneficiar a la Corona española.
De ahí partían (Acajutla) mercancías para otras latitudes en la época colonial importantes tanto en el Hemisferio Norte como el Sur, la Nueva España, La Posesión en Nicaragua, Panamá y Perú.
Desde nuestro territorio salía valioso cacao, algodón, preciado bálsamo, añil, etc. a tal punto que el puerto era asediado por piratas ingleses como Francis Drake, que mantenía atemorizadas a las autoridades de aduanas y de la Real Hacienda, alcaldía Mayor de Sonsonate y Acajutla, ante la aparición y abrupta desaparición de su barco en el horizonte marino de la Mar del Sur. Hay datos que afirman que el pirata Drake tocó tierra en lo que hoy es Mizata e irrumpió con violencia en una hacienda sonsonateca saqueando y arrebatando todo a su paso sin tener mayor resistencia por las autoridades españolas (Recordación Florida del Cronista Francisco de Fuentes y Guzmán). Tan grande es la historia de Acajutla que no merece estar tan estancada en cultura y desarrollo como en la actualidad.
Casi 500 años de ser un puerto activo y que ha abierto la ventana de comunicación y comercio con muchas naciones tanto en el pasado como en la actualidad, este puerto importante punta de lanza de las exportaciones e importaciones salvadoreñas ha tenido su proceso de crecimiento y evolución en el tiempo.
Por ser un puerto de salida para mercancías como cacao, bálsamo, añil, café, textiles, azúcar, etc. en teoría, es una zona que en la actualidad debería estar bastante desarrollada, con excelentes vías pavimentadas y con óptima iluminación y control, pero Acajutla (municipio) sigue siendo y forma parte de los municipios desfavorecidos de nuestro país, donde se ve pobreza, contaminación ambiental, precaria infraestructura, etc.
A diferencia de otras ciudades portuarias de Latinoamérica donde es notable el desarrollo como Colón en Panamá, Manzanillo en México, Cartagena de Indias en Colombia, El Callao en Perú, Acajutla se acerca a sus cinco siglos de existencia y todo sigue a muy pocos pasos de su génesis colonial.
No sabemos cuánto es el presupuesto o los ingresos que percibe la alcaldía de Acajutla anualmente con el aporte de la administración del puerto y varias industrias que se ubican en su territorio y tributan, pero tampoco son cinco centavos.
La situación actual de esta legendaria alcaldía no hace méritos para celebrar con tanto orgullo los 500 años, en la franja que va de Metalio, Monzón y Costa Azul. El aporte al turismo es precario.
Las calles están en pésimo estado y de tierra que pasan cubriendo de polvo a las comunidades de gente que vive en condiciones desfavorables y que salen a la carretera a ondear banderas blancas para pedir alimento. La gente quema basura porque no hay un eficiente servicio de recolección y no existe una estrategia que active un Programa de segregación de los desechos permanentemente.
Sugiero articular con el Ministerio de Turismo, Medio Ambiente, CEPA y la misma alcaldía de Acajutla con el apoyo del sector privado una estrategia para la recolección de desechos y que eviten la contaminación del océano, evitar la excesiva contaminación por plásticos de un solo uso y vidrio que se acumula en montañas que se aprecian en algunos predios baldíos. Así también renovar las infraestructura vial y de iluminación cuya condición casi esta como en tiempos precolombinos.
Ya que se avecina el período vacacional excederán los desechos y se necesita mayor apoyo incluso de los propietarios de ranchos, hoteles, etc. para colaborar en una campaña educativa de conciencia en la cual podamos disfrutar sin comprometer el medio ambiente. Ojalá que en un futuro no muy lejano la mítica Acajutla se sepa encumbrar como su glorioso pasado.
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