Las misiones de paz de la Naciones Unidas son muy importantes, sin duda unas más exitosas que otras, pero lamentablemente misiones en la República Democrática del Congo, Haití y la República Centroafricana, por ejemplo, han quedado marcadas y manchadas por los condenables abusos sexuales que cometieron algunos de sus miembros. Con toda razón ha sido un escándalo mundial, y como paso importante para corregir ese comportamiento, en mayo de 2018 las Naciones Unidas publicaron el documento titulado Aide-mémoire militar, Medidas de las Naciones Unidas contra la Explotación y los Abusos Sexuales: Guía para comandantes sobre medidas para combatir la explotación y los abusos sexuales entre el personal militar de las Naciones Unidas.
Este tipo de abuso no puede repetirse en las Naciones Unidas, trátese de misiones de paz o de cualquier otra actividad. Las Naciones Unidas tienen una página en internet con información sobre las acusaciones de abuso y explotación sexual cometidos por personal uniformado (militares y policías), y civil: 239 acusaciones fundamentadas contra militares y policías y 72 contra personal civil, en el momento de consultar la página en agosto de 2023. En relación con medidas que han adoptado las Naciones Unidas, se mencionan: destitución, renuncia, sanción penal y cárcel, entre otras.
Además, las Naciones Unidas han establecido la Defensoría de los Derechos de las Víctimas “para garantizar que los derechos y la dignidad de las víctimas de la explotación y los abusos sexuales perpetrados por personal de las Naciones Unidas y personal relacionado sean una prioridad en la prevención y respuesta de las Naciones Unidas”. Igualmente, las Naciones Unidas han creado el Fondo Fiduciario de Apoyo a las Víctimas de la Explotación y los Abusos Sexuales para brindar apoyo financiero a “las víctimas y los niños nacidos como consecuencia de actos de explotación y abusos sexuales”, así como para ofrecer “servicios adicionales de apoyo y comunicaciones para los denunciantes…”
Finalmente, hay que mencionar el Grupo Directivo de Alto Nivel sobre la prevención de la explotación y los abusos sexuales que se ocupa de supervisar la aplicación de la estrategia del secretario general, y la Coordinadora Especial para Mejorar la Respuesta de las Naciones Unidas a la Explotación y Abusos Sexuales, que “promueve el uso de procedimientos alineados y coordinados en más de 30 programas, fondos y organismos especializados que forman parte del sistema [de las Naciones Unidas], y que cuentan en todos los casos con sus respectivos integrantes, líderes y presupuestos”.
Si bien todas estas medidas y sanciones son importantes e indispensables, como claramente señala Kirstin Wagner en su artículo titulado Sexual exploitation by UN peacekeepers in DRC: fatherless children speak for the first time about the pain of being abandoned, que puede traducirse como explotación sexual por parte de las fuerzas de paz de la ONU en la RDC [República Democrática del Congo]: los niños huérfanos hablan por primera vez del dolor del abandono, queda como gran pendiente el actuar de la justicia de los países de los acusados de abusos en operaciones de mantenimiento de paz, pues el papel de las Naciones Unidas inevitablemente se limita a facilitar y promover que se haga justicia, pero muchos países no tienen la voluntad o la capacidad de cooperar y eso significa que los casos quedan sin solución.
En todo caso, la reforma del Consejo de Seguridad es un tema importante en las Naciones Unidas. Para estudiarla y formular recomendaciones, se estableció un Panel de Alto Nivel de 16 expertos, y una de sus conclusiones es que los países que hacen mayores contribuciones financieras, diplomáticas y militares deben tener mayor representación en el Consejo, pero que también deben tenerla los llamados países en vías de desarrollo, más pobres y por lo tanto menores contribuyentes.
Propone dos modelos de reforma. En el modelo “A”, África tendría 2 puestos permanentes; Asía Pacífico, la China más uno nuevo; Europa, el Reino Unido, Francia, Rusia más uno nuevo; América, los Estados Unidos más uno nuevo. Cada región tendría también puestos por períodos de dos años no renovables: África 4; Asia Pacífico 3; Europa 2; y América 4. Así, el número total de miembros del Consejo sería de 24. El modelo “B”, también aumenta a 24 el número total de miembros del Consejo, pero mantiene en 5 el número de miembros permanentes. En cambio, propone crear puestos con mandatos renovables de 4 años (África 2; Asia Pacífico 2; Europa 2; América 2), y puestos no renovables de 2 años (África 4; Asia Pacífico 3; Europa 1; América 3).
En la actualidad hay tres grupos de países que quieren convencer al resto de los méritos de sus propuestas. El primero es el Grupo de la Coalición G-4, con Brasil, Alemania, Japón y la India que aspiran a puestos permanentes. Presentó su propuesta a la Asamblea General en 2005: aumentar el número de miembros del Consejo a 25, 6 de esos diez puestos para nuevos miembros permanentes y 4 para miembros no permanentes, y flexibilidad en relación con el veto, ya que se comprometen a no utilizarlo en por lo menos 15 años.
En un artículo reciente que publicó el Carnegie Endowment for International Peace, Miguel Ruíz Cabañas Izquierdo señala que la oposición más significativa a la propuesta del G4 provino de tres de los P5: China, Rusia y los Estados Unidos. Sin decirlo abiertamente, China se opone a la adhesión de Japón y la India. Tampoco parece estar convencida de los méritos de la adhesión de Alemania, que pondría a un tercer miembro permanente de Europa [occidental] en el Consejo. Rusia se opone a la adhesión de Alemania y Japón. Los Estados Unidos, que afirmaron apoyar la adhesión de Japón durante la presidencia de George W. Bush y la adhesión de la India durante la presidencia de Barack Obama, han oscilado históricamente en su apoyo a la candidatura de Alemania y nunca han respaldado explícitamente las aspiraciones de Brasil, aunque el presidente estadounidense Joe Biden dijo que los Estados Unidos estaban listos para apoyar nuevos puestos permanentes de América Latina y África. Remata recordando que la administración del presidente Donald Trump no apoyó ningún candidato, optando en cambio por atacar a las Naciones Unidas en general.
El segundo es el Grupo de Unidos por el Consenso en que se encuentran Argentina, México, Polonia, Paquistán, Turquía, Corea del Sur, Colombia y Costa Rica, que propone ampliar el Consejo de 10 a 20 miembros no permanentes, elegidos por períodos de cuatro años con la posibilidad de reelección inmediata por otro período, pero sin derecho de veto. El tercero, es el Grupo de la Unión Africana, que sigue el consenso de Ezulwine, adoptado en Eswatini (antigua Suazilandia), en 2005. Pide dos puestos permanentes con poder de veto para África y cinco puestos no permanentes adicionales. Ahora bien, de acuerdo con Adekeye Adebajo, en un artículo reciente que publicó el Carnegie Endowment for International Peace, “Irónicamente, la adopción por parte de la Unión Africana en 2005 del Consenso de Ezulwine, que exige dos nuevos escaños permanentes con derecho a veto de África y dos escaños más no permanentes para agregar a sus tres escaños rotativos existentes, efectivamente paralizó los esfuerzos de reforma del Consejo de Seguridad. Nigeria y Sudáfrica, los dos candidatos más obvios para la membresía permanente, finalmente no pudieron convencer a sus compañeros…africanos de que abandonaran su insistencia en vetar cualquier nuevo miembro permanente (como los otros posibles candidatos del Grupo G4, Brasil, Alemania, India y Japón, estaban preparados a hacer), y negociar la cuestión del veto desde dentro de un consejo ampliado. El resultado ha sido un estancamiento diplomático continuo”.
Sea como fuere, la desigualdad entre Estados que tan profundamente disgustaba al Dr. Guerrero, tanto en la Sociedad de las Naciones como en las Naciones Unidas, sigue siendo una importante realidad de las relaciones internacionales y ninguna de las propuestas de reforma resuelve el fondo del problema. En su libro El orden internacional, el Dr. Guerrero cita las palabras del secretario general de la Sociedad de las Naciones sobre el sustancial papel de los países pequeños: “Los hombres de Estado de las pequeñas potencias no han sido ni menos categóricos, ni menos realistas. Si la paz del mundo depende, en primer lugar, de la voluntad y la prudencia de las grandes Potencias y si éstas deben poseer una autoridad que corresponda a sus responsabilidades, los pequeños Estados saben que tienen igualmente obligaciones y que, generalmente, son los primeros en sufrir las consecuencias. Su participación en los esfuerzos intentados anteriormente para llevar a la práctica la cooperación mundial no ha sido tal vez suficientemente apreciada. Hallando la fuerza en la unión, habrán de prestar una contribución muy importante en el porvenir”.
Diplomático.