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El coloso y los pigmeos

¿Quiénes aún recuerdan a Estrada Cabrera y a Ubico? Muy pocos. Si no los buscamos en los libros de historia, lo único que permanece de ellos es el hedor a corrupción y su obsesión por el poder.

Por Edward Wollants |

Hace noventa años se daba a conocer en París el manuscrito de la primera versión de "El Señor Presidente", una obra que, en ese momento (julio de 1933), llevaba por título "Tohil". Actualmente, dicho manuscrito se resguarda en la Biblioteca Nacional de París. El capítulo 37 de la obra finalizada lleva por título "El baile de Tohil". Las diferencias primordiales entre el manuscrito y la edición publicada se encuentran en el capítulo 12, titulado "Camila", y en la ausencia de un epílogo en el manuscrito.

Nos referimos, por supuesto, al coloso de las letras latinoamericanas, Miguel Ángel Asturias, quien culminó en 1933 una obra que le llevó más de una década de arduo trabajo. Esta creación, sumada a su impresionante producción literaria, lo haría acreedor al bien merecido Premio Nobel de Literatura en 1967.

El Comité del Premio Nobel, al otorgarle el galardón, describió "El Señor Presidente" de la siguiente manera: "Esta magnífica y trágica sátira critica el prototipo del dictador latinoamericano, que surgió en varios lugares a principios del siglo y ha reaparecido desde entonces, su existencia promovida por los engranajes de la tiranía que convierten cada día en un infierno terrenal para el hombre común. La pasión y vigor con los que Asturias evoca el terror y la desconfianza que contaminaron el entorno social de esa época hacen de su obra un desafío y un gesto estético de valor incalculable".

Sin embargo, la magnitud del término "coloso" solo se materializa cuando se establece una comparación con otros. Por eso, estas líneas, que buscan rendir un pequeño tributo a aquel hombre que aportó tanto a lo que más atesora una sociedad: la educación, también arrojarán luz sobre las figuras diminutas que contribuyeron a que esta pluma magistral alcanzara aún mayor grandeza. Pues, con su malevolencia, la inspiraron, y con su necedad, la proyectaron.

El primero de estos pigmeos, quien actuó como la musa detrás de "El Señor Presidente", fue Manuel Estrada Cabrera. Un dictador que gobernó Guatemala desde 1898 hasta 1920, convirtiéndose en uno de los líderes más longevos y autocráticos en la historia de América Latina. Durante su gobierno, caracterizado por un control absoluto del poder, sobresalieron varias características distintivas:1. Instituyó un régimen autoritario y represivo en Guatemala, consolidando todo el poder en sus manos y controlando los tres poderes (u órganos) del Estado. Suprimió cualquier forma de oposición política y acalló a los disidentes por medio de la violencia y la represión.2. Hubo fomento a un culto a su personalidad, autoproclamándose "El Benefactor de la Patria". Implementó estrategias propagandísticas para promover su imagen como un líder carismático y protector de la nación, a pesar de que su gobierno estuvo marcado por la corrupción y el nepotismo.3. Se impulsó la corrupción y el nepotismo en el gobierno. Utilizó los recursos estatales para enriquecerse y otorgó puestos de poder y privilegios a familiares y allegados.4. Censuró la prensa y coartó la libertad de expresión. Las voces críticas eran silenciadas y los medios de comunicación eran controlados para garantizar la difusión de mensajes favorables al régimen.

A pesar de su autoritarismo y represión, Estrada Cabrera también llevó a cabo proyectos de desarrollo de infraestructura, como la construcción de carreteras, puentes y edificios públicos, que buscaban proyectar una imagen de modernización y progreso en el país. Estos proyectos, sin embargo, también representaron una fuente lucrativa para los allegados al poder.Aunque luego, esos mismos beneficiados renegarían, afirmando que fueron “obligados” a realizar dichas obras.

A lo largo de su gobierno, este pigmeo utilizó diversas tácticas para consolidar y perpetuar su poder. Modificó la constitución para prolongar su mandato y utilizó elecciones fraudulentas para mantenerse en el poder.

El segundo pigmeo, quien, con su estupidez y culpabilidad contribuyó a destacar la obra de Asturias, pues al oponerse a su publicación durante su régimen solo logró avivar el deseo general por conocer lo que el coloso tenía que decir sobre los dictadores, sobre esos pigmeos intelectuales y morales que son el flagelo de las naciones, fue el general Jorge Ubico. Él encabezó un régimen autoritario y represivo que ejerció un control total sobre la sociedad guatemalteca. Ubico gobernó Guatemala desde 1931 hasta 1944, en un período conocido como "la época de Ubico" o "el ubiquismo". Algunas de las principales características de su gobierno fueron:1. Establecimiento de una autocracia en la que concentró todo el poder en sus manos. Suprimió cualquier forma de oposición política y controló los tres poderes, ejerciendo un control total sobre el Estado.2. Implementación de una represión severa contra cualquier disidencia política o social. Hubo persecución de opositores políticos, periodistas, sindicalistas y activistas, que eran encarcelados o exiliados. La censura de la prensa era común para evitar cualquier crítica a su gobierno.3. Para todo lo anterior se estableció una policía política, conocida como la "Policía de Seguridad", para vigilar y controlar a la población. Esta fuerza fue utilizada para mantener el orden interno y reprimir cualquier intento de oposición, convirtiendo a las fuerzas de seguridad y al ejército en auténticos mercenarios a su servicio.4. Se desarrollo un sistema laboral llamado "volutas", que obligaba a los campesinos a trabajar en las plantaciones bananeras y cafetaleras, manteniéndolos en condiciones de explotación y servidumbre.

A pesar de su régimen represivo, Ubico también impulsó proyectos de infraestructura en Guatemala. Realizó construcciones de carreteras, puentes, escuelas y edificios públicos, lo que le permitió presentarse como un modernizador del país. No obstante, como es frecuente en regímenes de este tipo, con poca o ninguna transparencia, estos proyectos beneficiaban únicamente a los corruptos cercanos al régimen.Quienes finalizado este, también expresaron en su defensa que, habían sido “obligados”.

Al igual que otros dictadores de la época, Ubico fomentó un culto a su personalidad. Se auto proclamó "El Liberador" y promovió una imagen de liderazgo carismático y paternalista.

Durante su gobierno, favoreció a empresas extranjeras, especialmente a la United Fruit Company (UFCO), que ejerció una gran influencia en Guatemala y explotó las condiciones de trabajo y tierras del país.

¿Quiénes aún recuerdan a Estrada Cabrera y a Ubico? Muy pocos. Si no los buscamos en los libros de historia, lo único que permanece de ellos es el hedor a corrupción y su obsesión por el poder. En cambio, Miguel Ángel Asturias, el Gigante de las letras latinoamericanas, sigue vivo y en auge. ¡Ni las ideas perecen a fuerza de balas, ni las letras pueden ser silenciadas, porque la verdad siempre aflora!

Médico Nutriólogo y Abogado de la República

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Historia Contemporánea Opinión

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