"Una lucha despiadada pero no sin reglas”
El presidente francés, Emmanuel Macron, prestó una atención particular, en la visita que acaba de efectuar a Israel, marcando una solidaridad sin falla al presidente Isaac Herzog, a Ramallah en su encuentro con Mahmud Abbas tanto como en Jordania con el Rey Abdallah II, inscribiendo su acción en una dimensión regional.
¿Quién puede dudar hoy en día de la urgencia de la situación? Mientras la guerra entre Israel y el Hamas se enciende, cuando el Medio Oriente parece al borde de la conflagración y la onda de choque hace correr el riesgo de una propagación y fracturación de varias sociedades occidentales, incluyendo la francesa, la visita de Macron contiene una fuerte dosis de peligros, malentendidos. Pero más que nunca, aparece indispensable para poder inyectar un mínimo de lógica de desescalada.
Desde los dramáticos atentados del 7 de octubre pasado, perpetrados por el Hamas en Israel, varios son los países involucrados en esta fase crucial de nuestra historia y en medio del sonido de las armas: ayuda humanitaria con un papel especial de los Estados Unidos, negociación para la liberación de los 212 rehenes a través de la mediación de Egipto y de Qatar, presencia europea, numerosos son los países involucrados en la situación de urgencia que se viven. Mientras la ofensiva terrestre sobre Gaza está anunciada, el presidente francés vino al Medio Oriente sabiendo cuán estrecho es el margen de maniobra.
En su declaración con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, Macron afirmó que se está librando “una lucha despiadada (lutte sans merci) pero no sin reglas”. Estas frase resume el espíritu con el cual Francia abordó esta gira: solidaridad con Israel que sufrió, con los ataques del Hamas el 7 de octubre pasado, una forma de negación de su identidad humana, volviendo a los propios fundamentos de la historia de Israel. “Es una página negra de nuestra historia”, afirmó el presidente francés presentando el pésame “de un país amigo (…)”. “Nuestros dos países están enlazados por el mismo duelo”, remarcó.
Francia esta también herida, teniendo 30 de sus ciudadanos muertos en Israel, 9 todavía desaparecidos o detenidos. Solidaridad en la organización de la respuesta mientras el presidente francés propuso “una coalición internacional” para “luchar” contra el movimiento islamista del Hamas, que controla la Franja de Gaza. Creada en 2014 para combatir al Estado islámico en Siria e Irak, esta fuerza que reúne a 80 países podría “luchar contra los grupos terroristas que nos amenazan a todos”.
El llamado a la responsabilidad, siempre difícil en tiempos de guerra, es el segundo aspecto del discurso de Emmanuel Macron. Reconociendo la legitimidad de defenderse, recordó que por ser una democracia, Israel, a pesar del duelo y dolor, tiene la responsabilidad y el deber de “respetar el derecho internacional que garantiza el acceso humanitario de Gaza”. “Mano implacable contra sus enemigos pero justa”: tal podría ser la simbólica del periodo tan difícil que se vive.
Macron afirma que si el Hamas debe ser destruido, tal como lo fue estos últimos años el Estado Islámico, no representa a Palestina. Es la razón por la cual se encontró Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, en Ramallah. Dicha Autoridad no ejerce ningún poder en la Franja de Gaza desde que el Hamas logró implantarse en 2007. Para el presidente francés, el Hamas “es un grupo terrorista”, realidad por la cual no lleva la causa palestina y “debe ser combatido con fuerza”.
La erradicación del Hamas sin pasar por la invasión del Gaza, que puede encender las reacciones musulmanas en el mundo, combatir a los grupos terroristas sin ampliar el conflicto, también es parte del discurso del presidente francés a la región del Medio Oriente. Buscando una postura de las más equilibradas en los países occidentales, Francia busca provocar una toma de conciencia internacional: “Una conflagración regional de la cual cada uno saldría perdedor”. Por eso, Macron llamó de manera solemne al régimen iraní y sus aliados, el Hezbollah libanés y los Huthis en Yemen, a “no tomar un riesgo descontrolado en abrir nuevos frentes” mientras la situación sigue siendo muy tensa con el Líbano.
Hablando con la región, Emmanuel Macron piensa también en Francia, que está bajo “alerta urgencia atentado” desde el 13 de octubre pasado. Demostrar de manera creíble la posición equilibrada, con el concepto de “una solución a dos Estados” que estableció su política en el Medio Oriente, consiste también en apaciguar una parte de una opinión francesa musulmana, cuyos elementos radicalizados intenta fraccionar.
Proceso idéntico en otros países europeos, entre ellos Bélgica o Suecia, atacando el tejido nacional y poniendo el dedo sobre una comunitarización social, fuente de tensiones y posibles conflictos. Es también esta perspectiva que refuerza a la vez la solidaridad con Israel, que sufrió terribles ataques terroristas el 7 de octubre pasado, y la exigencia en una búsqueda equilibrada en favor, paso tras paso, de una desescalada aunque hoy en día parece hipotética y lejana.
Por su parte, Netanyahu aseguró que todos pueden perder, no solo Israel, si Hamás gana esta guerra.
“Europa estaría en peligro, todos estarían en peligro, la civilización estaría en peligro (…) Es por eso que esta lucha no sólo es nuestra, es de ustedes, de Estados Unidos, una batalla para el futuro de Oriente Medio y el mundo árabe”, añadió.
El presidente francés se convirtió el martes en el primer líder occidental en reunirse tanto con el primer ministro de Israel como con el presidente palestino, más de dos semanas después del brutal conflicto de Gaza que se ha cobrado miles de vidas.
Macron también se encontrará en Tel Aviv con familias de franceses o franco-israelíes asesinados o secuestrados durante el ataque de Hamás.
Politólogo francés y especialistas en temas internacionales