Por Sería no tener sangre en las venas si uno no dejara de conmoverse al ver lo que está pasando en Israel y en la Franja de Gaza. Las imágenes lo dejan a uno helado, con dolor de corazón. Jóvenes que disfrutaban de un concierto huyendo a campo abierto mientras les disparaban como en una cacería de espanto. Cientos fueron asesinados. Incursiones a complejos habitacionales en las que se masacraba a familias enteras, incluyendo niños y ancianos. Casas y albergues de protección quemados con personas dentro. Personas asesinadas a quemarropa o tomadas como rehenes en las carreteras. La inmensa mayoría gente civil, que bajo ningún concepto debe ser objetivo militar. Pero ese era el objetivo de los terroristas de Hamás, causar una conmoción, un profundo impacto psicológico en Israel y en el mundo entero.
Algunos han dicho que posiblemente Hamás no calculó la reacción israelí, que respondió con todo su poder. No es así, este grupo terrorista sabía perfectamente cómo iba a reaccionar Israel. Después de tantos años de conflicto conocen muy bien a sus enemigos, saben como reaccionan. La acción fue planeada durante mucho tiempo y con una frialdad sorprendente. Sabían que el contraataque israelí iba a ser demoledor y que, en es su pequeño y densamente poblado territorio, iba a haber muchas víctimas civiles. Sabían que la única opción era la incursión en la Franja de Gaza para rescatar a los rehenes, con la consecuente evacuación de sus hogares de cientos de miles de palestinos. Todo esto lo sabían, pero no les importó. La población civil para ellos es carne de cañón, los consideran un medio reemplazable para lograr sus objetivos. La población civil es también víctima de Hamás, aunque muchos no son conscientes de ello.
Hamás usa a la población civil como escudo. Pertrechos militares son almacenados cerca de escuelas y hospitales. Los ataques de artillería son efectuados desde estos lugares. Existen pruebas irrefutables, de todo tipo, que el misil que cayó en el parqueo de un hospital y en que resultaron muchos heridos, fue lanzado por la Yihad Islámica desde un cementerio detrás del hospital. El misil estaba defectuoso y explotó casi inmediatamente de ser lanzado.
La población civil está sufriendo mucho en la Franja de Gaza. No hay comida, no hay agua, no hay energía eléctrica. Se aproxima una crisis humanitaria. Posiblemente habrá muchos más muertos por hambre, por sed, o por falta de atención médica que los que habrá por los ataques. Los niños y los ancianos son los más vulnerables en estas situaciones, y produce una gran tristeza saber por lo que están pasando. Todo por un odio ancestral de dos razas que tienen un tronco común. Desde occidente se envía ayuda humanitaria y se ha abierto un corredor para que entren alimentos, ropa y agua. Pero es dudoso que Hamás permita que esta ayuda se distribuya a los que más lo necesitan.
Se debe saber que en otras partes del mundo las comunidades palestinas y judías no tienen mayor conflicto. Se respetan mutuamente y en muchos casos hay cordialidad y amistad. Las nuevas generaciones no crecieron con ese odio, no se les inculcó desde niños la rivalidad y el resentimiento. Un objetivo de Hamás es que el odio se expanda. Tanto el islam como el judaísmo son religiones que promueven la cordialidad y el amor entre los seres humanos. Son algunos los desenfocados que interpretan de una manera errónea.
Médico Psiquiatra.