Cuenta la mitología griega que un macabro barquero llamado Caronte era el encargado de transportar -vagando en las sombras durante 100 años - el alma de los difuntos a través del río Aqueronte hasta el reino del inframundo donde las almas se encontraban. El mismo lugar que -según la leyenda- estaba situado en las profundidades de la tierra y era gobernado por el dios Hades. El precio que el enigmático balsero exigía a los muertos -como un impuesto del dios- eran tres monedas: dos en los ojos y otra bajo de la lengua. El mito describe fiel -y en forma simbólica- lo mismo que nos exige la civilización actual antes y luego de morir: llevar sobre los ojos dos monedas de oro que cieguen nuestra mirada (codicia) y otra debajo la lengua como precio a la verdad o -en el peor de los casos- a la mentira. Resultado: una humanidad ciega de avaricia que -por dinero- puede matar, vender su alma, su honra, palabra y juramento. ¡Tanta similitud de aquella civilización de la Grecia antigua con la nuestra, que fuera descrita unos 500 años a.C. en el poema épico “La Miniada” de Pausanias en el S. II. Si vemos el escenario mundial de nuestra era, Caronte -el siniestro lanchero del río Aqueronte- sigue llevando en su barca los miles de almas que cobra la guerra, el delito, la miseria, las pestes y el pecado original que signa nuestra especie. Y allá van los difuntos hacia el reino de Hades con las dos monedas incrustadas en sus cuencas y bajo la lengua el precio del pecado, cuando no de su felicidad y santidad perdidas. <Palabras Balaguer-Facebook>
Caronte llevando en su barca a los muertos de nuestra civilización
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Por Carlos Balaguer | Jul 20, 2022 - 15:46