.El “niño lobo” pasó frío en el mundo de los hombres, no así en el de las fieras. Sueña con volver a vivir entre lobos. Aquellos le respetaban y amaban. No así el “Homo Homini Lupus” (El hombre lobo del hombre). Marcos, “el niño lobo de Sierra Morena”, vive desde hace años en una aldea de San Cibrao das Viñas, donde fue acogido con cariño, el mismo que le faltó de niño. “Esta es la foto de mi madre” (señala al cartel de una loba en la cabecera de su cama). Tuvo tres vidas. La primera, cuando su madrastra lo apaleaba y su padre lo vendió a un señor andaluz que, a su vez, lo dio a un cabrero que murió, dejándolo abandonado a los siete años en la sierra. La segunda comenzó cuando decidió no volver con los humanos, lo que le llevó a convivir entre lobos. Esta es la parte feliz. Recuerda cómo se convirtió en líder y uno más de la manada al jugar con los lobeznos. Con aullidos se comunicaba con ellos y la loba lo tomó como uno más. Luego a los 17 años la Guardia Civil lo localizó y obligó a reinsertarse en la sociedad, donde fue maltratado y menospreciado. Pero un día llegó Manuel Barandela, un guardabosques que le protegió y dio refugio. “Amo la naturaleza –dice el lobezno humano. El día que desaparezca moriremos todos”. Poco queda de Marcos que vivió con los lobos, su edad feliz. <“La Esfinge Desnuda” C. Balaguer-Amazon>
El niño que creció entre lobos
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