El “Hoy” es el “futuro” de ayer y el “pasado” del futuro. Esto, según donde nos encontremos en el horizonte del suceso. Por tanto el “hoy”, el “ayer” y el “mañana” son un “eterno presente”. El tiempo absoluto se compone de distintos presentes. Ello depende de nuestra posición en el espacio, según el sabio Einstein, que diría: “El tiempo es una ilusión.” Al igual que una ilusión éste nos puede volver prisioneros suyos. Vivimos ante la memoria del pasado, la ilusión del presente y el enigma del futuro. Como factor del cambio y de la evolución natural, el tiempo es unidireccional y no retroactivo. Si viéramos desde un lejano punto del espacio hacia la Tierra con un poderoso telescopio veríamos lo que ocurría miles de años atrás en el planeta. Concibiendo el “presente” como tiempo absoluto los “presentistas” hippies tenían razón en la consigna de “vivir el presente” -intensamente- como los antiguos hedonistas. Esto es, vivir luego el ahora porque el ayer se ha esfumado y el mañana aún no llega. La sabiduría sánscrita dejó escrito desde la noche de los siglos: “Vive el presente porque es vida. La verdadera vida de la vida. En su breve transcurso verás desfilar ante tus ojos las cosas breves y eternas, las sombras y luminosidades, las cosas grandes y pequeñas. El ayer es un sueño; el mañana una ilusión. Pero el “Hoy” -bien vivido- hace de todo ayer un sueño de amor y de cada mañana una ilusión de esperanza.” <Libros de Carlos Balaguer-Amazon>.
Vive el eterno "ahora"
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