Prólogo de “Talismán: la Danza de la Mariposa”: Esta pieza de danza dramática la dedico en memoria de la recordada bailarina salvadoreña Morena Celarié. Célebre baletista salvadoreña que nació un 20 de abril de 1922 y murió trágicamente un 21 de abril de 1972 en la cúspide de su carrera. Es decir, ¡la danza de su vida duró sólo un día! Como el instante del vuelo de una mariposa, de la flor del campo y el alma humana. Ella me inspiró esta leyenda. Danzarina del aire que tuvo la vida fugaz de un sueño o del mismo amanecer de la ilusión. Desde los cuatro años, refieren las crónicas, Morena Guadalupe Celarié Nouega -su nombre de pila- formó parte de grupos de danza colegiales, iniciando desde entonces su danza al firmamento de su anhelo. Soplo del destino; suspiro de amor; vuelo de la escena, coronó su exitoso ballet fundando la “Escuela Nacional de Danza Morena Celarié.” Misma que ha dado un valioso aporte al arte escénico de nuestro país. Mediante el movimiento del cuerpo, la danza forma romances y emotivas historias en el aire, en medio de la música del universo. Historias -como la suya- que quedan en el eco del proscenio y el volar de aplausos que -por igual- sólo duran un instante. En la cumbre de “La Puerta del Diablo” -de un pueblo originario del sur de la Capital- encontraron en los desfiladeros su cuerpo sin vida. Mariposa herida de su alma, queriendo -quizá- alzar vuelo desde allá al distante mar pacífico de su frágil y azul destino. (I) <palabrasbalaguer@gmail.com>
Vida de Morena Celarié: la danza de un día
.