Santa Ana 18oC   97% H San Salvador 22oC   94% H San Miguel 22oC   94% H Surf City 22oC   94% H
  mapa
EDH

Turismo Los Chorros Ivonne Nóchez Migrantes Inversión Centro Histórico

Banner versión desktop Banner versión móvil

Fugacidad del mundo, el sueño y la gloria

.

Por Carlos Balaguer
Publicado el 11 de diciembre de 2022


Susmitananda —el joven emperador de la “sonrisa bienaventurada”— hablaba a su amada Lacsmi sobre la fugacidad del mundo, del dorado sueño de la vida y la gloria. Contemplando las altas torres del reino de Rhuna, se preguntaba si aquel no sería el último paraíso de sus vidas. Y decía a la joven emperatriz: “Todo pasa en las tierras altas. El amor, los deseos, la inmortalidad, la juventud, los años y la buenaventura... Me pregunto si nuestra gloria pasará. Si la fatal esfinge ha de llegar un día de tantos a asaltar la ciudad, destruyéndola con sus ojos cegadores. O si -en último caso- nos haga olvidar nuestro origen y a nosotros mismos. Entonces seríamos esclavos del olvido hasta desaparecer del altiplano.” La temida cantora había logrado en el pasado —mediante su trágico encantamiento— que los rhunos olvidaran quiénes eran y en dónde se encontraban las minas de oro. El gran temor de Susmitananda, pues, era que la sombría deidad regresara a destruir el reino. Lacsmi —por su parte— tenía otra visión del mundo. Al parecer no temía a la siniestra criatura ni conocía el tormento del porvenir al igual que los de su estirpe. Mismos que eran en cierta forma seres libres, sin recuerdos ni esperanzas, sino tan sólo con la luminosa gracia del hoy ineluctable.  (LXXXII) <de “La Esfinge Desnuda” -C.B.>

TAGS:  Filosofía | Opinión

CATEGORIA:  Opinión | Editoriales

💡
¿Qué deseas ver ahora?