Por años he podido ver la cara afable de la migración: la del que se va, contento, pleno, porque ese ha sido su deseo de siempre, y va de forma legal, muchas veces a reencontrarse con sus seres queridos, va a cumplir su sueño. Pero está también la otra parte, la del que se va forzado por las circunstancias económicas, políticas, sociales, de reunificación familiar, pero sin posibilidad de hacerlo por vías legales, porque su familia está en condición migratoria irregular.
Los primeros, casi siempre desbordan de alegría, los segundos muchas veces van rotos, desarraigados, compungidos, pero al igual que los primeros, con esperanza.
Pero hay un tercer grupo: los que se van, generalmente de forma legal, con un mecanismo migratorio temporal, pero que deciden quedarse.
Ya dentro de los Estados Unidos, el que ingresó legal gozará de todas las prerrogativas de su condición migratoria: permiso de trabajo, tarjeta de residente condicional o permanente (dependiendo del caso), podrá tramitar sin problema su licencia de conducir, obtener su ID, abrir cuentas bancarias, aplicar a un trabajo o estudiar, desplazarse internamente sin problema de ser detenido y retornado por ser indocumentado.
Los que ingresan indocumentados, desafortunadamente en este momento no tienen una opción abierta, así sea temporal que los acoja. Las alternativas de regularizar su condición son prácticamente: una petición familiar, una petición laboral, asilo, por mencionar algunos ejemplos.
El que entró con visa y se quedó tiene prácticamente el mismo escenario que el indocumentado: luego del vencimiento de la autorización de estadía otorgado por el agente de Inmigración queda en condición irregular, salvo que, bajo el cumplimiento de los requisitos, obtenga una extensión de tiempo, pero al vencer, pierde su condición legal. La única ventaja que posee, dependiendo del caso, es que puede muchas veces “arreglar” su situación sin tener que salir de los Estados Unidos, algo que quien entró de forma irregular no podrá hacer.
Ante una circunstancia como ésta, desde el inicio es recomendable que explore las posibilidades de aplicar a algún programa migratorio que le permita regularizar su condición así sea temporalmente, declare sus impuestos, y tenga la claridad que éstos se pagan no con base al status migratorio de la persona, sino con base a los ingresos generados. Observe siempre buen carácter moral, es decir,evite problemas con la ley, de todo tipo, no hago referencia únicamente a delitos graves, sino faltas. Para el caso manejar sin tener licencia de conducir, o bajo estado de ebriedad, casos de violencia doméstica, entre otros. ¿Por qué? Porque a la hora de aplicar a algún programa, estos suelen ser criterios generales de selección.
Igualmente, hay varios estados que otorgan licencia de conducir o ID a indocumentados. Si usted maneja, pero tiene licencia de conducir, así sea indocumentado, tendrá un problema menos en su lista.
No menos importante es tener claro que hacerse pasar por ciudadano de los Estados Unidos sin serlo no tiene dispensa o “waiver”, así que cuidado con ello.
El ideal de migrar es hacerlo legalmente. Si se encuentra de forma irregular el consejo sería indagar sus opciones de regularización, y evitar hacer cosas que le puedan afectar en un futuro, ojalá cercano; asimismo, tan pronto tenga alguna alternativa de legalizarse, hágalo, no tenga miedo, ni espere.
Si ya ha tomado la decisión de emigrar irregularmente, no podría juzgar sus razones, me imagino han de ser muy apremiantes, sólo puedo aconsejarle que antes de hacerlo explore si tiene alternativas estrictamente legales.
Directora de COIMSAL Asesoría Migratoria
www.asesoriamigratoriacoimsal.com