Por Hace unos días me llegó un tuit que contenía un video donde el famoso Andrés Oppenheimer decía, y lo cito textualmente:
“Fíjense en las cifras del Fondo Monetario Internacional. La economía global va a crecer un promedio del 3.2% este año, y la de todo el mundo en conjunto. Si miramos por regiones, la economía de Asia va crecer un 6.2%. La del África subsahariana va crecer un 3.4%, la de la región del Medio Oriente, del norte de África y de Pakistán va crecer un 3.4%.Y LA DE AMÉRICA LATINA, SÓLO UN 0.6%”.
Ganador del Pulitzer, el Ortega y Gasset y otros galardones, Oppenheimer lleva años machacando la importancia de la educación y la innovación para que América Latina salga del subdesarrollo. Y en este punto de mi escrito voy a dirigir los pensamientos y declaraciones de este abogado y periodista hacia El Salvador, porque es aplicable y meritorio ya que nuestro país es parte de Latinoamérica y de esta manera podemos sacarle más provecho a sus planteamientos.
¿POR QUÉ EL SALVADOR CRECE ECONÓMICAMENTE TAN POCO?
El columnista del The Miami Herald explica que las causas son muchas; sin embargo, él destaca dos de ellas que ha mencionado desde hace mucho tiempo.
Este argentino radicado en Estados Unidos expresa que los salvadoreños “no hemos terminado de darnos cuenta de que estamos en la Era del Conocimiento, donde el trabajo mental vale cada vez más que el trabajo manual, como el del petróleo y las materias primas, vale cada vez menos”.
Esta ideación es completamente aplicable a la sociedad salvadoreña, donde existen personas que limpian casas y secretarias que ganan igual o más que un médico o un ingeniero o un catedrático universitario, excepto en la Universidad de El Salvador (¡qué bueno!) y donde hablar de crear empleos no da esperanza cuando se observa que la visión de inversión extranjera está en atraer maquilas para trabajo manual. Sumado a esto, NO PREDOMINA la enseñanza de las matemáticas en el currículo escolar y la promoción de carreras técnicas y de innovación tecnológica, por lo que la mayoría de jóvenes optan por profesiones donde no encontraron ni encontrarán salarios proporcionalmente altos dado el costo de la vida y el estatus de profesional universitario.
“Yo estudié psicología porque ahí no había matemáticas pues me dan miedo, nunca las entendí, ni hay que memorizar ni matarse estudiando como la medicina y la ingeniería…y mire ahora, trabajo en ventas, porque de psicóloga me muero de hambre”, he escuchado centenas de veces. Esto refleja claramente la deficiente instrucción en una materia vital para el progreso no solo individual, sino como país.
Oppenheimer manifiesta: “Mientras los asiáticos han creado una meritocracia educativa en que los estudiantes estudian cada vez más y cada vez mejor, en América Latina la calidad educativa se está quedando cada vez más atrás”.
Totalmente aplicable al Pulgarcito de América, pues desde las reformas educativas de los Noventa se dio la promoción automática de los estudiantes en los centros escolares sin que llenaran los requisitos de captación de conocimientos; además, la PAES, por motivos populistas, no fue condición para ingresar a las aulas universitarias, por lo que no es de extrañar que de cada 10 estudiantes universitarios, solo se gradúan 1 ó 2.
El escritor de “Cuentos Chinos” y “Crear o Morir” expone: “En nuestra región hablamos cada vez mas de los héroes del pasado y demasiado poco de los innovadores del presente. Una vez escribí, al volver de un viaje a China y a Singapur, que mientras los asiáticos viven guiados por el pragmatismo y están obsesionados por el futuro, los latinoamericanos estamos guiados por la ideología y obsesionados por el pasado”.
Hemos comprobado que promover el odio morboso, la envidia y la codicia en la sociedad salvadoreña genera votos electorales. Vimos cómo cierto sector nos clavó el puñal de la pobreza y la infelicidad al anclar la atención de los salvadoreños en el pasado, un pasado en mucho deformado intencionalmente, evitando que se viera el presente y el porvenir con la actitud y la visión necesarias para producir riqueza de forma colectiva, empeorando las problemáticas sociales y económicas heredadas, entregando el poder a un gobierno populista e incapaz y generando frustración psicológica general al no poder salir del sub desarrollo, lo que ha convertido al pueblo salvadoreño en una bomba de tiempo.
Actualmente, los hijos y los nietos de ese sector promotor del odio ligado al pasado han migrado o están preparándose para migrar a esas tierras donde han prosperado, y los que aún no se han ido van a progresar dinerariamente y a florecer toda su creatividad y habilidades cognitivas como parte de sus más altas aspiraciones.
“Y el mejor ejemplo, lo he mencionado varias veces –prosigue Oppenheimer- es comparar nuestros billetes….en América Latina muestran a nuestros próceres de la Independencia. Los billetes de Singapur muestran una universidad con su maestro y abajo se puede leer solo una palabra: “Educación”. O sea, mientras nosotros los latinos rendimos culto a los héroes del pasado, “ellos veneran a los innovadores del mañana”.
Este comentario de Andrés Oppenheimer fue una estocada para varios…ya lo podemos observar en los dólares que usamos, lo que nos hace entender porqué a los grandes cerebros del planeta que están siendo formados en Asia se les dan facilidades para migrar e ingresar a países desarrollados donde son muy apreciados, pues van a fortalecerlos como potencias. ¡Hasta la siguiente!
Médica, Nutrióloga y Abogada
Mirellawollants2014@gmail.com