Personas expertas, conocedoras (Manuel Hinds, Dr. Picardo, etc.) comparten generosamente sus experiencias para mejorar nuestro sistema educativo, pero no se les escucha. Inconcebible, siendo la educación un tema vital. Porque personas más educadas acceden a mejores oportunidades, logrando un mejor nivel económico, que les permite cuidar mejor de su salud y, en general, les provee de mayor bienestar.
Nuestro país, lo sabemos, carece de recursos naturales y los pocos que tenemos los estamos destruyendo (de nuevo, falta de educación). Nuestra única riqueza son nuestros habitantes, por lo que todo nuestro enfoque, nuestra inversión, nuestras políticas, nuestro presupuesto nacional, deberían estar diseñados para hacer de nuestros pobladores los mejores ciudadanos, en vez de andar hablando y pretendiendo bayuncadas que nunca se harán realidad.
El titular en la madera de LPG del 26/10/2022, es escalofriante: “Uno de cada tres en edad escolar no estudian”. ¿Qué le espera a nuestro país, qué futuro estamos sembrando, produciendo millones de ignorantes en lugar de científicos? Cierto que Latinoamérica en general tiene un déficit educacional, pero eso no es un consuelo. Escuché decir a Andrés Oppenheimer que en nuestra región, cuatro de cada cinco alumnos de sexto grado son deficientes en lectura comprensiva, y que eso les hará mantenerse muy por debajo de los niveles económicos y sociales que podrían alcanzar. Citó a la primera ministra de Finlandia, dando la fórmula del avanzadísimo desarrollo de su país: Son tres elementos, le dijo: educación, educación, educación. Y el lenguaje es básico para lograrlo.
Visitando a mi familia en Florida, pude darme cuenta del sistema educativo que siguen mis bisnietas. En primer lugar, adoran la escuela. Como una de sus tareas, la que está en segundo grado debía leer en voz alta cierto número de páginas de un libro determinado; mi nieta le corregía las palabras que pronunciaba mal (por ser palabras nuevas y verlas escritas por primera vez). Al terminar de leer, debía contar, con sus propias palabras, de qué se trataba la narración y responder por escrito a varias preguntas relacionadas, a fin de establecer la comprensión del tema. Y la tarea para la que está en tercer grado, aunque similar, tenía mayor dificultad, no sólo porque la lectura era más seria y de mayor volumen, sino porque, después de contar oralmente lo que había comprendido, debía escribir una página completa sobre la lectura. Es decir: no responder preguntas, sino con sus propias palabras, dar su punto de vista y comprensión. Quedé fascinada escuchándolas, a la vez que se me encogía el corazón, pensando en nuestros niños, con un sistema tan carente de lo que realmente se necesita.
El Confeso Dictador, que no se mide para gastos publicitarios, debería pedir que le diseñen una campaña en la que se elogie y se haga deseable no su persona, como es usual, sino el aprender, el educarse. Creo que fue Ingenieros quien dijo que el fin de la educación consiste en hacer que se ame el conocimiento. Con una campaña así, verdaderamente motivadora, educadores y educandos pondrán todo de su parte para aprender, mientras, en paralelo, deberán mejorase las condiciones físicas de nuestras escuelas y revisarse, adecuándolos responsablemente, los programas y currículos, pensando en proveer a los alumnos las herramientas necesarias para el mundo y los problemas que les tocará afrontar.
Entonces sí, pavoneémonos ante el mundo mundial.
Empresaria.