Gustavo Petro, presidente de Colombia, acaba de darse un tour por Estados Unidos, en donde visitó, entre otros lugares, la Universidad de Stanford, en donde les dio a los profesores una clase de marxismo del siglo XIX (todo el marxismo es del siglo XIX). Entre las cosas que les dijo están estas palabras:
“El reflejo químico en la atmósfera de la acumulación ampliada de capital es el crecimiento químico de los gases efecto invernadero y, por tanto, la crisis climática; es decir, la crisis climática es un efecto lógico de la acumulación de capital, por tanto, si se deja, su efecto es la extinción de la humanidad. Si yo le agrego conceptos de la economía política del siglo XIX como la composición orgánica del capital, creciente en términos que el capital fósil cada vez es mayor respecto a la fuerza viva del trabajo o el capital fijo que cada vez demanda, cada vez niveles mayores de dinero atesorado para mantener estructuras del capital fósil, como por ejemplo los vehículos a gasolina que necesitan de carreteras o los aviones de aeropuertos, o el concepto de la rotación del capital que es lo que hace, en la medida en la que se vuelve más veloz aumentar los niveles y volúmenes de ganancia, encontraré la misma conclusión”.
Una vez decodificado del lenguaje marxista, Petro les dijo dos cosas. Una, que nadie debe invertir en nada porque “la crisis climática es un efecto lógico de la acumulación de capital, por tanto, si se deja, su efecto es la extinción de la humanidad”. Dos, que en particular no se debe invertir en Colombia, porque en países petroleros como Colombia (el petróleo es la mayor exportación del país) “el capital fósil cada vez es mayor respecto a la fuerza viva del trabajo o el capital fijo que cada vez demanda, cada vez niveles mayores de dinero atesorado para mantener estructuras del capital fósil, como por ejemplo los vehículos a gasolina que necesitan de carreteras o los aviones de aeropuertos…”. Es decir, que por favor no inviertan en Colombia porque cualquier inversión llevaría a otras inversiones perversas, como las carreteras y aeropuertos, y eso a una muerte más rápida para la humanidad.
No hay reportes de que los norteamericanos le hayan agradecido a Petro lo que está haciendo con sus palabras y políticas. Gracias a ellas, los inversionistas colombianos están invirtiendo en bienes raíces y otros activos en otras partes del mundo, y especialmente en Estados Unidos. Así, la economía que va a crecer con las inversiones de los colombianos es la de Estados Unidos, no la de Colombia. Eso quizás deje contento al presidente Petro, aunque no sabemos si, en su entusiasmo marxista, está consciente de eso.
Según Bloomberg https://www.bloomberg.com/news/features/2023-04-27/latin-america-s- socialist-wave-has-wealthy-moving-137-billion-abroad, los colombianos no están invirtiendo el dinero que no invierten en Colombia en Shanghai o San Petersburgo o Río, o Teherán, o en cualquiera de los otros países que van a establecer las monedas que supuestamente van a dejar por fuera del mundo económico al dólar. La mayor parte la están invirtiendo en el mismo Estados Unidos. Sólo en 2022 los colombianos compraron 1,222 propiedades en Miami, 30% más que el año anterior.
Pero los que están llevándose sus ahorros al área del dólar no son solo colombianos. Son de toda América Latina, especialmente de los países que han elegido presidentes de izquierda en los últimos años. De acuerdo con expertos en bienes raíces estadounidenses citados por Bloomberg, sus ventas a latinoamericanos han aumentado cada vez que un izquierdista es electo en la región—desde Venezuela, a Argentina, México, Chile, Perú, Brasil y Colombia.
Hay otros países que se han beneficiado de esta fuga de capitales. Estados Unidos, Panamá y España se han llenado de inversionistas latinoamericanos. Desde el 2020, mexicanos han invertido $774 millones en bienes raíces españoles. Los colombianos han comprado 500 apartamentos en Panamá en los últimos meses. En Madrid, en donde no piensan usar cruzados porque tienen el euro, hay barrios enteros llenos de inmigrantes inversionistas venezolanos, cortesía de Chávez y Maduro. En total, en 2022 los ciudadanos de las cinco economías latinoamericanas más grandes (que incluyen a Colombia) sacaron $137 mil millones de sus países (130% del Producto Interno Bruto de Ecuador) para invertir afuera de la región.
Pareciera que Petro, Lula, y otros presidentes latinoamericanos están jugando una especie de gana-pierde en términos económicos. Se han quedado en el siglo XIX, como el mismo Petro dijo en su discurso, y todavía no han realizado que el mundo se ha movido hacia la economía del conocimiento y que si siguen no invirtiendo en la educación de las masas sus poblaciones van a seguir eligiendo a presidentes como los que eligen ahora para llevarlos doscientos años atrás.
Máster en Economía
Northwestern University