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Bukele vs. Boric

Las viejas prácticas políticas persisten en El Salvador. De nada sirve que el país se jacte de tener uno de los líderes más jóvenes del mundo si este lo conduce al escenario populista en el que cayeron cientos de políticos latinoamericanos en el siglo XX, si se sigue callando a la oposición, se invierte más en el ramo militar o se desgasta la situación fiscal

Por Jorge Canizales |

Nayib Bukele se ha perfilado entre los jefes de Estado más jóvenes del mundo. Asumió la presidencia con menos de 40 años y siempre se le ha catalogado bajo lo estereotípicamente moderno, un chorro de agua fresca al status quo ya marchito por décadas de política latinoamericana tradicional, y un líder que se sale del convencionalismo diplomático. Sin embargo, y aquí entra la pregunta, ¿es esta la verdadera esencia de la política en manos de un líder joven y contemporáneo?  ¿Qué es lo que verdaderamente un líder joven puede contribuir a la política Latinoamérica?

Pasemos a otro ejemplo: Gabriel Boric, de 36 años, presidente electo de Chile. Junto a Bukele se convertirán en los líderes más jóvenes de Latinoamérica y, pese a que pertenecen a la misma generación, sus enfoques políticos no podrían distar más. Si bien Boric aún no ocupa la presidencia, mucho se puede decir de su carrera como activista y congresista, así como de su discurso a lo largo de su campaña electoral. Entonces, veamos, ¿cómo se comparan estos dos líderes con tan reducido margen de edad entre ellos?

En primera instancia, se podría creer que Boric es poco más que un nuevo participante en la vieja dinámica del jale y empuje de la derecha conservadora y la izquierda revolucionaria latinoamericana. Boric explícitamente se coloca a sí mismo en el lado izquierdo del espectro político y propone un nuevo modelo que acerca cada vez más a los socialdemócratas y a los laboristas del mundo occidental. En el otro extremo, Bukele se ha autodenominado disruptor del “obsoleto” bipartidismo. Su administración se enfoca en acciones que alzan su popularidad o que se muestran como beneficiosas, independientemente de si se consideran de izquierda o derecha. Así, aunque tanto Bukele como Boric han planteado nuevas formas de estructuración ideológica, sus prácticas y su cultura política los diferencian.

Por otra parte, en su discurso de victoria, Boric recalcó su intención de “unir, no dividir” y explicó que buscaría concertar y trabajar de la mano con el resto de los partidos políticos y organizaciones de la sociedad civil, incluso con la oposición. Como exactivista estudiantil, Boric siempre ha sido cercano a la sociedad civil, por lo que su política se enfoca en el diálogo.

Mientras tanto, Bukele se ha autoproclamado la solución única de la problemática salvadoreña, antagonizando y minimizando a la oposición. Bajo estas concepciones, se han lacerado las instituciones democráticas, lo que le ha dejado vía libre al gobierno para tomar y ejecutar proyectos como la inversión en criptomonedas, la creciente adquisición de deuda y el aumento del presupuesto de la Fuerza Armada, que podrían perjudicar la situación macroeconómica fiscal. El mismo Boric catalogó la administración de Bukele como un régimen populista y antidemocrático, argumentando que todo proyecto económico debía estar acompañado de conciencia social y de responsabilidad fiscal.

Las diferencias no terminan ahí; ambos políticos han mostrado interés en materias completamente distintas. En los últimos años, Boric ha puesto sobre la mesa temas contemporáneos, como la protección del medio ambiente y la diversidad cultural. Nayib Bukele también ha incorporado nuevos elementos a la política, como el uso de ciertas tecnologías; pero estas han servido  más para el beneficio del gobierno que para el desarrollo social.

A la larga, las viejas prácticas políticas persisten en El Salvador. De nada sirve que el país se jacte de tener uno de los líderes más jóvenes del mundo si este lo conduce al escenario populista en el que cayeron cientos de políticos latinoamericanos en el siglo XX, si se sigue callando a la oposición, se invierte más en el ramo militar o se desgasta la situación fiscal. Un verdadero político moderno no es el que invierte en criptomonedas o el que decreta por medio de Twitter; lo verdaderamente innovador es crear consenso entre diferentes entidades, legislar sobre temas de diversidad y medio ambiente, usar nuevas tecnologías para el bien común y buscar reconciliar la eficiencia económica y la solidaridad social. De lo contrario, nada nos diferencia de un Perón con celular…

 

Estudiante de Economía y Negocios
Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)

KEYWORDS

Dictadura Gabriel Boric Nayib Bukele Opinión

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