¡Alerta, Salvadoreños, la Patria está agonizando! Algunos lo lamentan, pero derrotados sienten que no hay nada que hacer. Otros ni se han dado cuenta porque no afecta directamente sus intereses. Y unos pocos luchamos por despertar a esas mayorías indiferentes que no se han dado cuenta del peligro en que estamos de acabar con la República y reescribir nuestra historia alrededor del culto al líder.
La militarización de la Asamblea el 9F fue el primer acto del sórdido plan, y la destitución ilegal de los 5 magistrados de la Sala de lo Constitucional y del Fiscal General para terminar con la obligada renuncia a los jueces mayores de 60 años. Una vez decapitados los 3 poderes del Estado, y sustituidos por personajes cuya única credencial era una incondicional y ciega obediencia, se puso en marcha la demolición absoluta de la memoria histórica. Se calificó la guerra como una farsa, al igual que los Acuerdos de Paz, sin considerar el dolor de miles de salvadoreños, que todavía lloran a sus seres queridos, y que gracias a los Acuerdos de Paz, considerados por la comunidad internacional como un ejemplo de decir adiós a las armas, sin vencedores ni vencidos, se escribió una nueva página que permitió a la guerrilla convertirse en partido político y ocupar puestos importantes en los diferentes órganos del Estado.
Al manejo del mandatario de las redes sociales y su presencia mediática, más los millones de dólares invertidos en idealizar su imagen, magnificar los logros de su gobierno, y la aprobación de los salvadoreños con porcentajes nunca vistos, siguió el cambio de imagen de la nueva república. Fuera los colores azul y blanco del Escudo Nacional y la leyenda de República de El Salvador en la América Central que lo rodeaba, para sustituirse por una rueda de estrellas, con fondo negro, color que prevaleció en los escudos de las cabeceras departamentales, sin que el pueblo supiera las razones de tal cambio, olvidando la Ley de Símbolos Patrios.
Es el inicio de una dictadura, con un líder único, al que rinden pleitesía no solo los que forman los 3 poderes del Estado, sino las Fuerzas Armadas, que juraron obediencia a Bukele, y no a la Patria, mancillando su legítima obligación de protegerla respetando la Constitución. Se declara reserva de 7 años, de gastos realizados con fondos públicos. Arca abierta para el despilfarro de nuestros impuestos, recortando los presupuestos de salud y educación, para engrosar la partida, ya no secreta, de CAPRES, más la disolución de importantes instituciones cuyos presupuestos absorbe el fondo general de la nación.
Con 18 meses del régimen de excepción y la captura de 70,000 salvadoreños, muchos inocentes, han vendido al país como el más seguro del mundo, justificando la pérdida de las libertades y el atropello a los derechos humanos. Todo listo para anunciar la reelección, prohibida en más de 6 artículos de la Constitución, pero las maniobras turbias de un vicepresidente que olvidó su juramento de defenderla, lo postulan como candidato para las próximas elecciones.
Este septiembre presenciamos la dolorosa agonía de la Patria. Sin banderas en los edificios públicos, ni los colores patrios en postes, casas, centros comerciales, grúas de construcción, ni vehículos en circulación. Unas pocas puertas lucen las banderas publicadas por los periódicos. La Patria está en agonía, las antes solemnes fiestas de Independencia pronto serán sustituidas por otro calendario que nos recuerde que vivimos una dictadura en que la autoridad reside en una sola persona.... Salvadoreños, es tiempo de reaccionar, pues solo el pueblo unido puede evitar la muerte de la democracia en el país que lleva el nombre del Rendentor. ¡Dios te salve, Patria Sagrada!
Maestra.