¿Qué es ser mujer? Plantearse eso es abrirse a un montón de respuestas de todos los ámbitos sociales y de una multitud de colectivos, desde los más conservadores hasta los más liberales. Podemos discutir muchísimos temas: el feminismo, el patriarcado, el matrimonio. Pero, al final, todo se resume en esto: ser mujer es ser la parte clave de la sociedad. Una mujer defiende como leona a sus hijos y a sus padres. Una mujer es alrededor de quien gira la familia y una mujer que no vende su ética y su moral es clave en la política. Basta con mencionar a Angela Merkel para entender quién debería ser el modelo para TODA mujer que es o dice ser servidora pública.
La fuerza de la mujer como centro de la familia salvadoreña no tiene mejor ejemplo que nuestras hermanas salvadoreñas del campo. Hace unos meses escribí un artículo titulado “Arrancando rábanos”, que hablaba de una familia que vivía en el.área rural. Doña Tita, la madre de familia, me contó cómo ella llevaba las ventas de la casa. Me contaba cómo, tras nacer cada uno de sus hijos, los protegía con un refajo y los llevaba con ella mientras vendía. Doña Tita tiene la dignidad de una reina, la mente de un banquero, un temple de acero y la fuerza moral que viene de poder decir: “somos humildes, pero honestos. Aquí lo poco que tenemos lo hemos ganado con trabajo honesto”. ¡Y Dios guarde si no es así!
Todas las mujeres deberían poder decir lo mismo que dice Doña Tita. La honestidad es el mayor regalo que una mujer le puede dar a su familia.
En la turbulenta época de los 70, una amiga se acercó a mi mamá y le dijo que quería ser madrina de mi segunda hermana. Mi mamá accedió y “la Coralia” siempre mandaba su regalito. Con el tiempo, inexplicablemente se alejó. Años más tarde, encontramos su nombre en un libro que había comprado mi hermana (Piezas Para un Retrato ). Coralia Godoy, “una niña bien”, dejó un buen empleo y puso su vida en riesgo para colaborar con un Arzobispo que nadie quería. Se volvió parte de su equipo e incluso formó sacerdotes siendo laica. Fue lo suficientemente valiente para no vender sus principios al mejor postor.
Todas las mujeres deberíamos mantener nuestros principios, como lo hizo Coralia Godoy. Sólo las mujeres que no traicionan sus creencias por un puesto, merecen ser admiradas por gestar el cambio social.
Mi hermana estudió medicina a pesar de que mi mamá le repetía que era “una carrera de hombres”. En mi familia tenemos cinco mujeres médicos. También tengo tres buenas amigas abogadas y dos ingenieras y dos arquitectas, además de tres amigas médicos más. Lo que hace que estas mujeres sean admirables es que han llegado donde están por mérito propio-estudiando, luchando, algunas de ellas siendo madres solteras. Ser madre y ser mujer no ha sido obstáculo para que ellas se superen profesionalmente. Y superarse no ha sido razón para perder su fe, ni comprometer sus principios, ni dejar de amar a sus hijos.
Todas las mujeres, no importa nuestra edad, deberíamos buscar superarnos, ser éticas y buscar la excelencia antes que el poder. Sobre todo, es importante que siempre mantengamos viva nuestra fe.
Ser mujer no es ser una Barbie influencer, ni una Dulcinea esperando a su Don Quijote. Ser mujer no implica hacerle guerra lo establecido, pero sí la responsabilidad de generar un cambio positivo. Por sobre todo, ser mujer es entender que el país se cambia con esas tres palabras que lamentablemente están cayendo en el olvido “DIOS, UNIÓN, LIBERTAD”.
Así que este Día de la Mujer inscríbase en una maestría, sueñe con su emprendimiento, de tiempo a su iglesia, enséñele a sus hijos con su ejemplo que los aplausos de nada valen cuando se venden los principios se venden y hagámonos el propósito de hacer grande a El Salvador.
Porque las mujeres cambiamos familias
Porque las mujeres cambiamos países
Porque las mujeres cambiamos el mundo.
Las mujeres, no las princesas...
¡Feliz Día de la Mujer!
Educadora, especialista en Mercadeo con Estudios de Políticas Públicas.