A decir verdad, nunca he seguido la vida mediática de los actores y actrices, ni nacionales ni extranjeros. Esto no es, porque crea que no tengan valor, de ninguna manera. La razón sencilla es porque mis intereses de lectura y escritura, están dirigidos en otros temas, tramas y contextos. Sin embargo, sabré decir que la cobertura que se le dio al juicio entre estos dos actores que en un tiempo estuvieron casados (Johnny y Amber) fue extensa, tanto así que prácticamente todos los medios escritos, radiales, televisivos y de internet del mundo abrieron sus espacios al llamado “juicio del siglo” y en ocasiones llegó a disminuir la atención de la guerra entre Rusia y de Ucrania.
El morbo sobre este juicio entre esta pareja de actores divorciados solamente ha sido superado por el evento en 1994, cuando Lorena Bobbit cortó con un cuchillo y de un tajo el órgano de su esposo, cercenándolo y de-masculinizando físicamente a su cónyuge. Pero más allá de perpetuar el morbus de estos temas, tenemos que reconocer que han puesto sobre la palestra del conocimiento general conceptos muy importantes.
Más allá de creernos expertos jurídicos al comentar la evolución del juicio con amigos o conocidos, es importante admitir que se apreciaron datos importantes en las ramas de la Psiquiatría, y nos legó la posibilidad de profundizar en el reconocimiento de las enfermedades psiquiátricas, las cuales desafortunadamente siguen siendo un tabú en la sociedad. En muchas ocasiones se estigmatiza al enfermo mental y se le discrimina dentro de la sociedad privándolo de los tratamientos y controles médicos que pueden mejorarlo.
Otra de las ramas que salió a relucir en el juicio es la Psicología Social, subdivisión que estudia el comportamiento entre las personas y cómo estas influyen y modifican la conducta, los pensamientos y sentimientos de nosotros y los otros. La Psicología Social también analiza las normas y principios que moldean la convivencia entre humanos y es gracias a esta ciencia que hoy conocemos mejor sobre los patrones de conducta, roles sociales, conciencia y relaciones sociales, identidad social y estereotipos. Probablemente su aporte más importante, sea el entendimiento de la violencia intra-familiar y sus consecuencias.
Una característica común del abuso doméstico es que, ya sea la mujer o el hombre el que lo sufra, siempre hay silencio al respecto por parte de la víctima. Es así como, estas víctimas entran en el ciclo “tensión, agresión, remisión … y silencio” que se presenta en ciclos repetitivos hasta que se conforma una espiral de intimidación, que irá incrementando el grado de violencia y la peligrosidad de las agresiones, hasta alcanzar la muerte.
La Revista Panamericana de la Salud, en la edición on line de febrero 2022, presenta el artículo “La violencia por parte de la pareja íntima en las Américas: una revisión sistemática y re-análisis de las estimaciones nacionales de prevalencia”
(https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8007115/). Encontraron que los eventos de violencia son universales, es decir, se presentan en todos los países de América, con una menor probabilidad en Canadá. La gran mayoría que sufrieron violencia intra-familiar manifestaron ansiedad, depresión, dolores crónicos, pensamientos y tendencias suicidas; antes, durante y después de cada episodio de violencia. En este estudio, “la violencia entre parejas se correlacionó significativamente con un inicio temprano de la primera unión marital, un número alto de partos y embarazos no deseados”. La violencia intrafamiliar puede llegar a ser tan caótica que genera problemas psicológicos permanentes en los niños de la pareja.
Finalmente, en forma independiente de quién de los dos actores de este juicio terminen ganando o perdiendo, creo que la sociedad en general gana, pues se ventilan situaciones de violencia que usualmente quedan relegadas a la intimidad de la alcoba y de los hogares. La conclusión definitiva es que se trata de un fenómeno que no respeta, género, edad, posición social ni profesión u oficio; y que tenemos que estar prestos a reconocerlo para ayudar tempranamente a las víctimas.
Doctor en Medicina y en Teología.