En octubre se celebra año tras año el Día Internacional contra el Cambio Climático, que es un tema que requiere un abordaje exhaustivo por parte de todos/as en nuestro quehacer cotidiano, ante los efectos nocivos y devastadores que esto ocasiona en nuestro planeta Tierra. Año tras año, la Organización para las Naciones Unidas (ONU) promueve diversas acciones para hacer énfasis a los líderes del mundo la importancia de emprender acciones sobre cuestiones trascendentales para hacer frente a la emergencia climática que se tiene, en la búsqueda de respuestas para contrarrestar dicha situación.
La fecha alusiva parte de los efectos que se generan a causa de la variación global del clima y la temperatura en el planeta, hasta los efectos a corto y largo plazo que esto ocasiona. Año tras año, factores como la contaminación ocasionada por los seres humanos, ha acelerado de manera alarmante debido a la emisión de los gases de efecto invernadero, ocasionado por practicas realizadas como por ejemplo; quema de combustibles fósiles, uso de suelo y energía, actividades industriales y la falta de implementación efectiva de recursos renovables, generándose situaciones adversas como el calentamiento global, incremento de temperaturas, del nivel del mar, deshielo del ártico e incremento de sequias, incendios, escasez de agua, inundaciones, por mencionar algunas causales de las mas relevantes.
Si bien es cierto, se poseen herramientas como por ejemplo instrumentos jurídicos tales como: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París, estos insumos se quedan muchas veces en el margen de manuscritos que luego de ser firmados y ratificados por los países, se guardan como otro documento más, quedando al margen las acciones que deben implementarse con base en lo que nos indican estos instrumentos internacionales, lo cual refleja que estos deben ser activados para que los esfuerzos mancomunados de quienes trabajaron en la elaboración de estos insumos, no haya sido en vano.
Aunado a lo anterior, es menester de cada uno de nosotros ejecutar acciones de impacto en la manera de nuestras posibilidades, en nuestras actividades cotidianas. Por ello, algunas acciones que pueden sumar significativamente son; ahorro de energía en casa, minorizar la conducción vehicular, ingerir mayor cantidad de vegetales, arrojar menos basura, utilizar insumos renovables y biodegradables, reutilizar las cosas que se puedan, usar productos ecológicos, por hacer mención de algunas acciones que serian de gran impacto si lo vemos a gran escala.
El momento es ahora, actuar y ejecutar acciones contundentes en el quehacer y hábitos del día a día, de lo contrario el esfuerzo nunca llegara y mas bien las consecuencias serán más graves de tal medida que se tornara una situación insostenible, caótica y perjudicial para la vida en la tierra. El esfuerzo debe ir de la mano con los diversos sectores sociales; gobiernos, empresas y ciudadanos, ya que solamente de esa manera podremos lograrlo. Trazar una hoja de ruta para llevar a cabo acciones de manera colaborativa, aumentando la resiliencia y la ambición en el cuidado del medio ambiente.
Tal y como en su momento lo manifestó el ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama: “El cambio climático tiene el potencial de ocasionar efectos devastadores sobre la gente en todo el planeta y debemos hacer algo al respecto. Y necesitaremos movilizarnos a nivel internacional”. El momento es ahora, no dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy, especialmente si es prioridad como el tratamiento del cambio climático.
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nueva San Salvador