Llegó a mi teléfono un precioso vídeo de Tik Tok de apenas 2 minutos y medio de duración que lleva por título: “Los abuelos con Alexa”. (Sé que puse apenas y que, para los estándares actuales, eso es demasiado tiempo, por lo que es posible que no lo vean muchos jóvenes. Ni importa. Ellos se lo pierden). El tema del vídeo es enseñarles a los abuelos (tres, casi centenarios, adorables) lo que hace Alexa (Me hizo recordar inmediatamente otro que mostraba la cara opuesta de la moneda: hacía que los jóvenes trataran de poner un disco, hacer sonar una casetera, leer un mapa… ¡Qué de diferencias encontramos entre las generaciones!).
“Es un electrodoméstico que te hace compañía, Mercedes” “-Pues mira, es lo que me hacía falta mí porque el abuelo no me habla y estoy yo sola aburrida allí” “Tienes que decirle su nombre, se llama Alexa y luego le pides lo que quieras” le dicen a Melquíades. “Alexa, échame un piropo, dice el tercer abuelo” “Un bombón al sol, como tú, se derrite” “¡Uy!” Alcanza a musitar Melquíades, avergonzado.
“Para terminar, Milagros, pídele un aplauso” “Alexa, ¿me das un aplauso?” El cacharro, obediente, ofrece un aplauso que inicia tímido y luego la vuelve ovación de un público que llena una sala. Milagros, a sus 98 años, emocionada hasta las lágrimas por el aplauso que Alexa le acaba de dar y olvidándose que está siendo grabada se dirige tan cariñosamente a Alexa que, de poder, la abrazaba y besaba.
Una de mis avezadas colegas me respondió instantáneamente: “La curiosidad y apertura para aprender nunca pasan de moda y siguen enriqueciendo la vida. La actitud entre rechazar, disfrutar o evitar el cambio es lo que marca la diferencia, sin saber de lo que me puedo estar perdiendo. El cambio puede ser bueno o malo y dar miedo. Solo al experimentarlo de primera mano podemos tener la respuesta de rechazo o curiosidad”.
El vídeo muestra también una importante diferencia entre generaciones: las mayores muestran una actitud para dirigirse a las cosas cariñosa, tierna, casi como confiriéndoles humanidad. Los abuelos del vídeo se dirigen a Alexa con tanto cariño como si ésta fuera una nieta más. Los mayores nos acercamos con respeto y cierto temor a las cosas, tratando de no dañarlas. Viéndolos a ellos, uno no puede menos que enternecerse con el trato que los abuelos dan a Alexa. Las generaciones jóvenes, en cambio, educadas con pantallas de tv, con tabletas, teléfonos inteligentes, computadoras y juegos de vídeos han aprendido (¿) a relacionarse con las personas como cosas. El respeto es cosa del pasado y pareciera que, así como los aparatos se arruinan y se reemplazan, el mismo esquema aplican a las personas.
Nuestra actual Asamblea Legislativa pasará a la historia, como ellos querían. Pero por razones muy distintas a las que ellos aspiraban. Será recordada, sobre todo, por las comisiones que instalaron. Han sido televisadas sus sesiones y podemos imaginar que alguien las está guardando para tiempos futuros. Es probable que los diputados no hayan sido conscientes de la responsabilidad de la que estaban siendo investidos cuando electos y que deberían haber asumido desde hace un buen tiempo. Empezarán a sentirlo cuando los próximos listados empiecen a incluirlos, como lo advirtió hace meses la representación diplomática: “los estamos observando”.
El interrogatorio estulto que ha caracterizado a esas comisiones, que ya había sido evidenciado antes por otras personas que ante ellos comparecieron quedó todavía más expuesto con la paciente, respetuosa y digna comparecencia del Rector de la UCA, quien, amable pero emocionadamente, les recordó que ellos también habían jurado decir la verdad.
Imagino que ya el aparataje de comunicaciones habrá hecho encuestas para saber los resultados de estas representaciones teatrales. Quizá si la dirección de la obra recomendara a sus actores y actrices un poco más de cortesía, respeto y moderación, la actuación mejoraría en calidad y los resultados no les serían tan nefastos. Las personas no son electrodomésticos que se arruinan y se descartan. Vean el videíto y aprendan algo del respeto y dignidad de los abuelos.
Psicólogo/psicastrillo@gmail.com